NOTAS SIN PAUTA

Hablando de populismo, un ejemplo LEA-AMLO

La muerte de Luis Echeverría Álvarez produjo inventarios de memorias sobre la represión

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La muerte de Luis Echeverría Álvarez produjo inventarios de memorias sobre la represión, el deterioro económico y sus formas retorcidas de hacer política.

El objetivo no sólo era ver el pasado para entender mejor el presente y sí, de manera interesada, establecer comparativos entre el actual presidente Andrés Manuel López Obrador con el longevo expresidente que finalmente expiró el viernes 8 de julio.

Claro está que en todos los hombres que ejercen el poder siempre habrá puntos de convergencia, decisiones o actitudes similares que, para el caso, no son suficientes para establecer un rasero entre ambos, ni siquiera en la idea del populismo que desde hace tiempo va y viene en la discusión pública a propósito de López Obrador.

El episodio me hizo recordar alguna conversación con el exgobernador de Coahuila y exsecretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, en la que mencionó la construcción de una pista de aterrizaje en el desértico municipio de Ocampo, Coahuila, para que pudiera aterrizar el DC-8 “Caballero Águila” o el Hawker Siddeley HS 125.

Enrique Martínez se decía sorprendido del dispendio pues la pista fue utilizada una sola vez, a fin de que el presidente Echeverría realizara ahí el Pacto de Ocampo.

Dicho Pacto, de acuerdo a los registros de quienes han dedicado estudios a la época, tenía como objetivo reducir la conflictividad del medio rural que se expresaba en movimientos sociales, e inclusive, en la guerrilla, genéricamente identificados como insurgencia.

Echeverría acudió a la cabeza del sector campesino del PRI, la CNC. El antecedente de la conflictividad era la crisis del agro cuya producción se contrajo de 1970 a 1975, reflejando la crisis mayor que era la del modelo del desarrollo capitalista en el agro y del módelo todo, de acuerdo al ensayo que al respecto realizó en 1977, la economista Rosa Elena Montes de Oca Luján.

Y es que, aun bajo el imperio del terror que vino de las represiones a los movimientos sociales, la crisis redujo los ingresos de las familias campesinas a niveles inferiores a lo indispensable para la subsistencia.

Con lo anterior detonaron movimientos sociales y políticos que acusaban el abandono pero también la reducción del sector campesino priista, convertido para entonces en casa de gestoría sin más.

La irritación de los campesinos se expresó ampliamente. El mismo trabajo de Montes de Oca Luján da cuenta de ciertas condiciones: 46 tomas de tierra en Tlaxcala y Puebla; la movilización de cafetaleros en Veracruz, los cacahuateros en Morelos y, la más conocida de las luchas, la huelga cañera de Veracruz, con el caso extremo del linchamiento a un cacique en Minatitlán.

Los movimientos ajenos a la CNC surgieron en Oaxaca, Michoacán y Coahuila. La respuesta de Echeverría fue siempre la represión sin ambages. El propio general Cuenca Díaz advirtió que no permitirían ninguna toma de tierra más. Aunque el presidente destinó mayores recursos e implementó diversas medidas nada fue suficiente para solventar las aspiraciones frustradas.

Así, el Pacto de Ocampo, pretendía ser la respuesta a los campesinos empobrecidos del Estado Mexicano, en realidad, una simulación que convocaba al acuerdo político y para hacerlo, recibía al presidente en una de las zonas más pobres y resecas del país: Ocampo Coahuila, tierra de miseria de campesinos dedicados a la candelilla y el ixtle.

Fue entonces, en 1975, cuando se construyó una pista, nivel AIFA, pero de un solo uso. Acto de reconciliación, en los hechos otra afrenta del echeverrismo, un caso para el historial de agravios, un auténtico populismo falsario con su toque de excentricidad.

Es cierto que algunas políticas sociales han sido reeditadas de aquel sexenio iniciado hace más de 50 años, en el presente, por ejemplo, la indigenista, o la creación de Segalmex tan parecida a Conasupo, los precios de garantía (fallidos por cierto) o algunas posturas en materia energética.

Pero también es cierto que López Obrador no se permitiría un exceso como ese, ni un proceso represivo ni un discurso que promete resolver la pobreza mientras dilapida con boato y lujo. En síntesis, el ejemplo da para evidenciar el despropósito del comparativo y la necesidad de referentes para emplear el vocablo populismo.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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