DES... PROPÓSITOS

Nueva Geopolítica Mundial

La derrota anímica, militar y económica que le significa a Rusia no haber podido dominar a Ucrania habrá de minar su fuerza

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A partir de los lamentables sucesos en Ucrania el mundo entero pasa por un momento de reacomodos entre naciones que empiezan a decantar lo que serán las alianzas políticas futuras. El conflicto desatado por Vladimir Putin, de Rusia, regresó la Organización de Naciones Unidas (ONU) al mapa de la política internacional, luego de votaciones de rechazo a las invasión rusa en Ucrania, con resultados sorprendentes. El 2 de marzo,  en la Asamblea General de la ONU, 141 naciones votaron porque Rusia dejara de recurrir al uso de la fuerza en Ucrania, cinco en contra y 36 se abstuvieron, incluso China y la India, en lo que se interpretó como simpatías hacia el agresor. 

Para nadie es un secreto que el conflicto bélico en Europa oriental ha traído como consecuencia la revitalización de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ahora reforzada con las solicitudes de adhesión de Suecia y Noruega, y la reasunción de liderazgo por los Estados Unidos, que bajo la administración de Joe Biden ha pugnado por estrechar y reforzar lazos de amistad con los países europeos, fracturados durante la gestión de Donald Trump. A diferencia de las dos últimas administraciones norteamericanas, la fuerte presencia norteamericana en el actual conflicto europeo deja de manifiesto su interés y compromiso con el mundo democrático, además de retomar su liderazgo como potencia internacional.

Los vínculos de EU con países aliados de medio oriente se han reafirmado, sobre todo a partir de las alianzas de algunos países árabes como Israel, que por años parecieron inalcanzables; su relación con países del sureste asiático se mantiene firme y en vías de fortalecerse a partir de la reciente iniciativa estadounidense, al proponer un Marco Económico del Indo-Pacífico, que incluye 12 naciones de la región, entre ellos la India, Australia y Japón, éstos últimos integrantes del QUAD. 

En su carrera por el liderazgo mundial la China de Xi Jinping no sólo ha iniciado alianzas políticas y coinversiones en infraestructura con países asiáticos, africanos y latinoamericanos a través de lo que ha denominado la Ruta de la Seda, mediante la cual proyecta conectar 2/3 de la población mundial y 70 países, sino también ha forjado fuertes vínculos políticos con Rusia, con la que ha formado una especie de bloque no oficializado contra los EU y al que de alguna forma ha asistido desde el primer embargo que le fue impuesto por países occidentales a raíz de su invasión a Crimea en 2014, y respalda ahora pese a su nueva invasión a Ucrania.

La reincidencia del Covid-19 en China, además de la readopción de tesis Maoístas ha incidido fuertemente en su encubierta economía de mercado y repercutido en un fuerte descenso en sus índices de crecimiento, que este año podrían no rebasar el cinco por ciento y poner en riesgo sus proyectos internacionales. 

A raíz de la absurda incursión ordenada por Putin en Ucrania, Rusia no ha hecho sino mostrar sus grandes debilidades militares y económicas, que ineludiblemente la llevan a perder fuerza política a nivel mundial, sumiéndola de paso en una brutal crisis económica derivada de los embargos impuestos por una gran parte de los países que integran la comunidad internacional. La derrota anímica, militar y económica que le significa a Rusia no haber podido dominar a Ucrania habrá de minar su fuerza, aún en algunos de los países que votaron a su favor en la Asamblea General de la ONU, además de obligarla a buscar favores de quién en algunas épocas fue su archirrival ideológico, China. 

En el caso latinoamericano los EU han perdido terreno ante China, que el gobierno de Biden busca recuperar como lo demostró en la reciente Cumbre de las Américas en Los Ángeles. La posible recuperación de su presencia, sin embargo, no parece nada sencilla ante el arribo al poder de gobiernos populistas de derecha e izquierda que dificultan el establecimiento de una agenda común en la región.

Por otra parte, la mayor intromisión de China a través de un mayor comercio e inversión podría también verse frustrado debido a la recesión económica por la que atraviesa ese país.

Cuba y Venezuela, por su parte, empiezan a resentir un menor apoyo de Putin ocupado en resolver sus grandes problemas, lo que podría suscitar cambios en ambos países.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA ECONÓMICO

MAAZ