CIUDADES SUSTENTABLES

Sí en mi patio

Promueven que las urbes sean más densas, lo que permitirá la construcción de más viviendas en zonas centrales y que sean más accesibles

OPINIÓN

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Vidal Llerenas / Ciudades Sustentables / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Paul Krugman, el influyente economista, gurú del progresismo, dedica su artículo del New York Times, normalmente muy sesudo con respecto a la política monetaria, al tema de la elección estatal legislativa de California. La política de vivienda es el asunto principal de la elección. Un protagonista de la contienda es el movimiento YIMBY (Yes in My Back Yard o Sí en Mi Patio Trasero) que, a diferencias de los movimientos tradicionales de ciudades como San Francisco, promueven que las urbes sean más densas, lo que permitirá la construcción de más viviendas en zonas centrales, lo que permitiría que estas fueran más accesibles. Sospecho que las referencia al patio trasero se debe a las iniciativas para que, literalmente, el patio trasero de las viviendas unifamiliares se utilice para construir una vivienda adicional. Krugman, promotor de las políticas que impulsan el crecimiento, piensa que este tipo de iniciativas son particularmente buenas para la economía, el medio ambiente y reducir la desigualdad de la sociedad. Cita un estudio que muestra que disminuir restricciones de vivienda, muy severas en regiones como California, potenciaría en hasta 3.7% el PIB estadounidense.

Hace rato que las ciudades, particularmente las densas, se consideran el mejor lugar para vivir, lo que mejor reduce los impactos ambientales y sirve para potenciar la productividad de personas y empresas. Es una idea que se desarrolla con enorme claridad en el libro seminal The Metropolitan Revolution, de los académicos de Brookings Institutions Bruce Katz y Jennifer Bradley, desde hace una década.  El vivir en la zona céntrica de una ciudad otorga múltiples ventajas para la vida de las personas, para su educación, ingresos y vida laboral. Una persona puede aprovechar más su talento en una urbe densa. Incluso en términos de seguridad, por ejemplo, la reducción reciente de los homicidios de la Ciudad de México, de 65% en tres años, lo que contrata con el resto del país, es resultado de buenas políticas de seguridad, pero que pueden ser puestas en operación precisamente en el ámbito geográfico de una ciudad, pero difícilmente en zonas rurales o incluso en ciudades pequeñas. También en el tema de salud, las políticas para controlar el COVID fueron más fáciles de implementar en ciudades densas, por las oportunidades de informar y de desplegar operativos eficaces. El punto es que a pesar de que la gente quiere vivir en zonas centrales de las ciudades, el precio de las viviendas son cada vez más caras. Eso se debe a problemas de planeación, a la sobre regulación y a la oposición local a las nuevas construcciones.

Un error, señala Krugman, es que, de acuerdo a las encuestas, la gente piensa, de manera equivocada, que lo mejor para la conservación ambiental es que las casas no se construyan juntas. Que es mejor para el ambiente que las personas vivan en las afueras, en el campo que en un edificio. Es absolutamente lo contrario. El premio nobel de economía calcula que mientras que en una milla, alrededor de 260 hectáreas, de la Ciudad de Nueva York, pueden habitar alrededor de 70,000 personas, estas mismas personas necesitarían alrededor de 9,000 hectáreas, para dar vivienda a estas personas con las restricciones de densidad de los barrios suburbanos newyorkinos. Eso además de la huella ambiental de los caminos y uso del auto que se requiere para vivir en las afueras. El punto, me parece, es que, si bien las restricciones para la vivienda son, por supuesto, necesarias, no pueden ser excesivas, y que forzosamente conllevan un costo de oportunidad en términos ambientales, de crecimiento y de acceso a vivienda. Es por eso necesario que las preocupaciones vecinales por la mayor construcción de vivienda sean compensadas por grupos y movimientos que encabecen las exigencias de mayor producción de la misma, de preferencia accesibles y en zona centrales. Esto es, se requieren ideas e iniciativas para incrementar la oferta de vivienda en zonas centrales, para diferentes segmentos de ingresos, con regulación adecuada, subsidios y adaptaciones razonables al uso del suelo, así como con medidas para financiar la infraestructura que las nuevas construcciones demandan.

POR VIDAL LLERENAS
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@VIDALLERENAS

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