COLUMNA INVITADA

Quieran a sus mascotas

Cuando se anunció la trágica muerte de Lourdes Maldonado, circuló en redes sociales una fotografía, tomada por Yolanda Morales

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Cuando se anunció la trágica muerte de Lourdes Maldonado, circuló en redes sociales una fotografía, tomada por Yolanda Morales, del perro de la periodista acostado enfrente del portón de su casa. Una imagen que inmediatamente manifestó en mí un enorme sentimiento de tristeza e impotencia sobre la situación del país. Tal vez eso ocurrió porque me imaginé qué pasaría si no estuviera para mis mascotas, ¿en quién depositarían su confianza y el afecto brindado hacia nosotros? 

El pensar a mis compañeros peludos sin mí por cuestiones como la violencia generó ese sentir. ¿Cuántos perros y gatos, por no decir otro tipo de acompañantes, se han quedado solos en este país?, ¿cuántos de ellos se quedaron a la espera de sus dueños, así como el perro y los gatos de Lourdes Maldonado, sin tener idea del mal que azota a México? Al final, también son víctimas de esta realidad, de las fuerzas externas que no podemos controlar y nos tienen preocupados del mañana.

La guerra manifiesta diversas formas de violencia; ante todas ellas, la población civil busca de manera desesperada salvaguardar su vida y la de sus seres queridos, entre los cuales se encuentran los animales. Hay varias fotografías, muchas tomadas con el fin de generar una reacción en el espectador, que muestran a ciudadanos ucranianos refugiándose o huyendo junto a sus mascotas. Por un lado, indican el afecto entre los animales y el ser humano, pero, igualmente, golpean a quien se ponga en esos zapatos, al pensar encontrarse en una situación parecida, ¿cómo protejo mi vida y la de mi perro? A nadie se le desea vivir algo similar.

La historia del ser humano y el concepto de mascota se remontan a milenios atrás. La domesticación de ciertos animales comenzó hace decenas de miles de años por cuestiones utilitarias y, con el tiempo, la afección formó parte de esta fórmula entre animal y persona. Las tumbas de Oberkassel, en Alemania, destacan por mostrar la presencia de los restos de un perro a lado de los esqueletos de dos sujetos, indicando que fue enterrado junto a ellos. Para algunos investigadores, esto representaría a la posible mascota más antigua, pues data de aproximadamente 14 mil años atrás. 

Recuerdo a un profesor de la universidad decir: “las mascotas son esclavos afectivos”. Declaración controversial, sí, no obstante, lo menos que podemos hacer por ellos es quererlos y procurar estar ahí presentes, pues su “utilidad” de ahora es hacernos tolerar más la crueldad de este mundo. 

Sin embargo, aquellos seres siguen padeciendo las consecuencias de nuestros actos, sin siquiera poder comprender lo que está sucediendo. “Mi dueño nunca regresó porque fue asesinado por hacer su trabajo”. Si nuestras mascotas pudiesen hablar, en México ¿cuántas no se hubieran ya preguntado esto?

POR IGNACIO ANAYA

@IgnacioAnay

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