MIRANDO AL OTRO LADO

Nuevo Orden Mundial desembarca en México

El Nuevo Orden Mundial, nacido en las entrañas de la invasión rusa a Ucrania

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Nuevo Orden Mundial, nacido en las entrañas de la invasión rusa a Ucrania, está desembarcando en México con tal fuerza que está frenando el festín morenista de golpe y porrazo.

Ignorando los acuerdos parlamentarios tomados entre partidos, que habían acordado resolver el asunto de la ley energética después de junio, el Presidente abruptamente cambió de parecer y ordenó a los suyos votar la iniciativa durante Semana Santa. Es decir, en unos 15 días. Y definió sus términos: insistirá en su propuesta inicial, sin negociación con la oposición. Dicho llanamente, está mandando su iniciativa a la guillotina en el Congreso, a sabiendas de que será rechazada. ¿Por qué ha decidido sacrificar su iniciativa, tan acariciada hasta hace poco tiempo?

Ésta decisión se asemeja, por cierto, a la tomada por Luis Echeverría, también en Semana Santa, de devaluar la moneda nacional, suponiendo que bajo el cobijo de ese festejo se disfrazaría en alguna medida el hecho. Le falló a Echeverría como también le fallará a López Obrador.

Ha optado por una retirada “digna” ante las peligrosas tensiones abiertas por el Nuevo Orden Mundial. Sopesando los costos de su evidente amor a Putin y Rusia con la realidad económica y política de México como miembro del T-MEC y la comunidad de América del Norte, Lopez Obrador no tiene mucho espacio para escoger de qué lado está el país. Y no hay que ser genio (el Presidente no lo es) para saber que no existe ni utilidad ni futuro alguno en una alianza prioritaria de México con Rusia. Especialmente si significa convertir a México en enemigo de Estados Unidos. Es cosa de pesos y centavos.

Lo primero que destaca este nuevo ordenamiento mundial es que la fuerza político-militar progresivamente está sustituyendo a las relaciones diplomáticas y, consecuentemente, definiendo la intensidad de los conflictos y sus desenlaces. Ésta nueva Guerra Fría es hostil y obliga a todos los miembros de la comunidad mundial a definirse.

Durante la Guerra Fría entre capitalismo y socialismo México podría darse el lujo de jugar con cierta neutralidad entre Washington y Moscú. Pero eso fue antes del T-MEC. Hoy la fuerza dura militar y económica se impone en las relaciones internacionales. Y todo este cambio en el escenario mundial es consecuencia directa de la invasión rusa a Ucrania y su consecuente masacre de civiles indefensos. Hoy la diplomacia se expresa en los campos de la política en la guerra.

En un solo día Estados Unidos le habló directamente a México. Y el tono refleja estos cambios en el ambiente y entorno mundial. No es cosa de juzgar si está bien o está mal. Simplemente es la realidad. México no es una colonia de Estados Unidos, o de Rusia o de China. Pero su economía, su población y sus intereses están dentro del perímetro de influencia de Estados Unidos, y no en esferas de influencia ni de Rusia ni de China. Esa es la realidad.

En una audiencia ante el Senado de Estados Unidos, el general Glen Van Herck del Comando Norte afirmó dos cosas críticas para México. En primer lugar, que México es el asiento del mayor número de espías rusos en el mundo, dedicados a buscar formas de incidir en la política estadounidense. En segundo lugar estableció que, según su información, existen ligas verificables entre el narcotráfico mexicano y las redes de espionaje rusos.

Ese mismo día, en una reunión improvisada de “amistad México-Estados Unidos” en un recinto legislativo, el embajador de Estados Unidos Ken Salazar advirtió sobre dos situaciones. Señaló que la ley energética no debe cancelar los contratos firmados con anterioridad porque violaría el T-MEC e insistió en que México reconozca a Rusia como el agresor en la guerra contra Ucrania. Esto, porque el mismo Congreso había establecido un comité de amistad Rusia-México el día anterior, evento en el que el embajador ruso insistió en que su país no inició la guerra, y que su intervención en Ucrania es para frenar a los “fascistas”.

En un video publicado por la Casa Blanca, esa misma tarde, la vicepresidente Kamala Harris acusó a “nuestros vecinos” de “backsliding”, es decir, de retroceder en sus compromisos por construir sociedades democráticas y acudiendo a esquemas de gobernanza más autoritarias, en clara alusión a México. También definió a sus nuevos socios para lograr el avance económico y democrático en Centroamérica y el Caribe: Costa Rica, Panamá y República Dominicana. La exclusión de México de la lista de países confiables ilustra la opinión de la Casa Blanca sobre los retrocesos democráticos registrados y muestra una falta de confianza en la disposición del gobierno de México por cumplir los acuerdos pactados.

Estos tres hechos, que son mensajes directos a López Obrador, todos emitidos el mismo día, se dan en el contexto de que México coquetea con Rusia, tampoco aplica sanciones al país agresor y quiere, al mismo tiempo, “aprovechar el T-MEC para que fluya la inversión a México por ser una apuesta estable”, como dijo el Presidente ante la Asociación Mexicana de Banqueros. Pero ninguno de los inversionistas confía en él, como tampoco creen en la sinceridad de su disculpa sobre su interferencia en las decisiones de Banxico.

El ambiente político mundial se está tornando áspero y confrontativo. El enfrentamiento de Estados Unidos y Europa contra Rusia y, eventualmente, China promete dividir al mundo en campos enfrentados militar y económicamente. Este es el primer, y más evidente, resultado de la invasión de Rusia a Ucrania. Democracia contra el autoritarismo.

En este contexto, López Obrador, dándose cuenta de que se fue demasiado lejos en su enamoramiento con los rusos y, contrariamente, en sus confrontaciones con Estados Unidos, tiene que hacer un sacrificio simbólico, pero real, para equilibrar el barco mexicano que amenaza con hundirse. Estos son tiempos del T-MEC. Tiempos de reparar la relación deteriorada con Estados Unidos. Hasta las Fuerzas Armadas plantean lo mismo.

El cordero sacrificial es la iniciativa energética de AMLO. Claro, el Presidente denunciará que fue derrotada por los conservadores y neoliberales. Ya lo está diciendo. Cederá la posición, pero creando la impresión de que no cedió, sino que fue obligado por el juego de fuerzas en el Congreso. Pero parece que existe claridad de que hay que equilibrar la relación con Estados Unidos. El Presidente fue muy lejos en sus insultos a Washington y su querencia por Moscú.

La duda es si las relaciones entre nuestros países no se han deteriorado demasiado, considerando el carácter confrontacional que está generando el Nuevo Orden Mundial. Estar de lado de Rusia, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán no es el lugar indicado para un país que pretende ser socio privilegiado de Estados Unidos.

El Nuevo Orden Mundial va a ser implacable. La ambigüedad y la falsa neutralidad aplastarán a los neófitos que se niegan a entender la seriedad de la nueva circunstancia mundial. México puede llevar la peor parte en el reacomodo internacional con gobernantes pensando que se puede avanzar con mañas, maniobras y mentiras. 

POR RICARDO PASCOE

ricardopascoe@gmail.com

@rpascoep

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