ANOREXIA CEREBRAL

El mundo del revés

La invasión rusa, el incidente que se suscitó la semana pasada en un estadio de futbol y los grupos disfrazados que intentaron sabotear la marcha del 8 de marzo me hacen pensar: "¿qué más falta?"

OPINIÓN

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Tesi Tafich Romo / Anorexia cerebral / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Todo parece indicar que estamos en el mundo del revés. Seguimos viviendo una pandemia y a pesar de eso, Rusia no se toca el corazón para detener su invasión. Los actos de violencia que se suscitaron la semana pasada en uno de los estadios de futbol más importantes de nuestro país le ganan el eco a las porras deportivas.

Así mismo, esa semana se vivieron dos asuntos importantes, la marcha del 8 de marzo, en donde, como siempre, grupos disfrazados intentaron sabotear un acto de libertad de expresión y el conflicto diplomático en donde el Parlamento de la Unión Europea le exige al Gobierno de México garantizar la protección a periodistas y defensores de derechos humanos.

Este último episodio, suena como una mala broma, sin embargo, hoy a nuestros periodistas e informadores nadie los protege. Si nos ponemos a pensar, nos cuestionaríamos: ¿qué más falta? Lo que me hace reflexionar los hechos que estamos viviendo como sociedad.

Una cosa es la temperatura ambiente y otra la sensación térmica que percibimos en nuestro cuerpo, las cuales, no siempre coinciden. Ahora, con tanto suceso, nuestro país vive la percepción de una helada mucho más determinante que la física: me refiero al frío cerebral.

El desánimo, el desaliento, la incertidumbre, el desconsuelo, la ausencia de confianza e inquietud, son vientos muy helados para un país que siempre ha sido tan cálido, en donde todo lo bueno que hace (porque cosas muy positivas se siguen haciendo), se consigue gracias al calor de nuestra gente, de su pasión y de su inmenso talento.

La sensación térmica del país cada uno la decide con su termostato personal con el que gradúa su momento y circunstancia siendo esta y no otra, la temperatura que se le notifica a los demás.

De esta manera y sólo así, se forman y se transmiten los climas del ánimo colectivo. Es por eso que me atrevo a proponer el nuevo día del optimismo. Que sea un día en donde sólo se difundan noticias positivas, en donde por todo el país triunfe el ánimo, la cordialidad, el respeto y el buen humor: el orgullo de ser y pertenecer. Donde tomemos conciencia de lo oxigenante que es saber celebrar, reír e ilusionarse con uno mismo y con los demás.

Somos muchos los que entramos en el catálogo de las buenas acciones, de los que quizá ninguna televisora hablará y jamás seremos noticia, pero gracias a nosotros y nuestros mínimos actos y detalles, dignificamos el brillo y la vibración del colectivo.

Sé que algunos apáticos se reirán y dirán que para eso ya está el día de los inocentes, pero una vez más se equivocan. Hay muchas formas de vivir una misma vida, y diferentes visiones del mundo, en nosotros está recordar que el optimismo es el primer impulso del desarrollo y el último golpe de fe.

TESI TAFICH ROMO
tesi@frontdesk.mx
IG: @tesitafich

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