CLARABOYA

El otro costo de la guerra

Se están cumpliendo tres semanas desde la intervención militar rusa en Ucrania y con ello un periodo complejo, por demás incierto

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se están cumpliendo tres semanas desde la intervención militar rusa en Ucrania y con ello un periodo complejo, por demás incierto, en el que, a partir de un escenario político internacional de posicionamientos generalmente condenatorios, se han tenido que ir reacomodando también las relaciones comerciales mundiales, que no han hecho más que demostrarnos la profunda interdependencia económica que existe entre ambos hemisferios. Por esta razón es que vemos cómo se ha ido dificultando el pronunciamiento de sanciones económicas a pesar de que exista una guerra de por medio, no obstante, eso debe cambiar.

Desafortunadamente, además de ser testigos de una de las tragedias humanitarias más grandes desde la Segunda Guerra Mundial, sería ingenuo no reconocer que los factores geoestratégicos, políticos y financieros actuales juegan un rol trascendental en el destino directo de los conflictos armados. Si bien el recurso de sancionar comercialmente a una economía no es reciente, cuando se trata de una economía en guerra como ocurre ahora, los resultados son inmediatos y no se limitan a las fronteras rusas, ucranianas o regionales, sino que se resienten en todo el mundo.

Dentro de este contexto restrictivo, el rol que juega Rusia en la economía global es profundo si consideramos que se trata del tercer mayor productor de petróleo del mundo y si consideramos algunos de sus derivados, es uno de los mayores exportadores del orbe, como consecuencia, una escalada de precios en los energéticos a máximos históricos.

Europa padece hoy los estragos de una dependencia profunda del petróleo y gas rusos, cuyas principales exportaciones se concentran en un 60% a los países del continente miembros de la OCDE y un 20% a China. Del resto de las exportaciones vale la pena destacar que Estados Unidos sólo representa el 3%.

La historia se repite con el gas, los rusos conservan una de las mayores reservas del mundo. Este invierno los precios de las calefacciones europeas se incrementaron hasta en un 100% en algunos países, por lo que han tenido que migrar al suministro de otros países, particularmente Estados Unidos que hoy proporciona casi la mitad de todas las importaciones de gas natural licuado en Europa.

Para Latinoamérica y México en específico el panorama tampoco es alentador. Nuestro país a pesar de ser uno de los mayores productores de petróleo de la región y percibir el incremento en el precio internacional del crudo, no será representativo para absorber el impacto de la inflación, consecuencia de las alteraciones en las cadenas de producción y distribución, que al final del día afecta directamente los bolsillos de las familias.

Con todo esto a cuestas, nos seguimos preguntando las intenciones reales del gobierno ruso respecto a su ocupación ucraniana, tampoco se avizoran rutas de una solución que le permita sumar a la narrativa del presidente Putin y su cada vez mayor necesidad de justificar ante su pueblo los elevados costos, militares, sociales y económicos que están sufriendo también dentro de sus fronteras.

Lo anterior causa una mayor incertidumbre internacional, ante la posibilidad permanente de una escala militar global, la comunidad internacional sigue tratando de posicionarse en el lado correcto de la historia y México tiene que estar a la altura. El capítulo de los posicionamientos ambiguos y condenas someras quedó atrás, hoy se tiene la responsabilidad de aminorar con estrategias financieras valientes los impactos económicos y sumarse a las represalias, no sólo en el discurso.

POR AZUL ETCHEVERRY
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@AZULETCHEVERRY

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