DISCULPE LAS MOLESTIAS

No manipules, Claudio

Las flores a la Policía fueron un alto a la denigración de que han sido objeto y un: no estamos de acuerdo con la agresión hacia nadie

OPINIÓN

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Azul Alzaga / Disculpe las Molestias / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A partir de la pandemia por Covid-19, la brecha de género se acrecentó y con ella las condiciones inequitativas para las mujeres. Somos el sector que más sufrió la pérdida de empleos y Las reivindicaciones de los movimientos feministas han cambiado, no cabe duda, en función de una serie de factores que no son parte de esta reflexión. Pero lo que también es cierto es que eso se ha dado en medio de un contexto político en el que se ha tratado de instalar, normalizar y alimentar el hecho de que estas nuevas demandas están acompañadas de expresiones de violencia.

Numerosas mujeres no estamos de acuerdo con ese binomio en el que pareciera que hay que obviar el hecho de que se reproduce aquello que queremos erradicar de la ecuación humana. Frente a su ejecución, unas claudicamos temporalmente de tomar presencia en manifestaciones en las que, por miedo o desacuerdo nos sentimos expulsadas, lo que también hizo que perdiéramos autoridad para hablar sobre ello, habida cuenta de la agresividad con que se ha dado respuesta a nuestras condenas hacia la violencia. Para otras, la solidaridad de género cuajó en una perpetua justificación a quienes, de manera genuina o no, creen en que la destrucción de paredes o la agresión contra policías y otras personas es legítimo.

El vacío narrativo en favor de cauces pacíficos a demandas legítimas fue llenado por voces y medios que normalizaron la violencia, al punto en que esta ya formaba parte del paisaje como si no existiera, aún cuando era lo único que, por ejemplo, cubrían en una marcha. De ahí que, cuando López Obrador o Claudia Sheinbaum hablaban de ella con llamados a quienes atendían a una manifestación para hacerlo pacíficamente, o para explicar acciones necesarias de contención, la conveniente respuesta era hacer como que hablaban de algo imaginario frente a lo que, entonces, no se justificaban ni llamados ni acciones preventivas, bajo la infantil e inexacta respuesta de: “nos estigmatizan a todas”.

La marcha del martes fue un triunfo en muchos sentidos, pero la manipulación continúa en el centro del debate público. En esta ocasión, no sólo hubo un masivo ejercicio pacífico del derecho a expresarse, en medio de estrategias previamente anunciadas y un diálogo abierto entre autoridades y activistas para desarticular al máximo expresiones violentas. Hubo y prevaleció la imagen de una acción pacífica afirmativa de quienes consideramos que el vacío que se dejó debe de ser llenado. Las flores a la Policía fueron un alto a la denigración de que han sido objeto y un: no estamos de acuerdo con la agresión hacia nadie. Fueron un reconocimiento explícito de la existencia de una violencia que se ha querido obviar y un: yo no formo parte de eso. Lo contrario pues, de lo que han hecho desde la derecha y medios de comunicación que reproducen su discurso. El límite del descaro fue, después de la marcha, tomar la imagen de Julia Álvarez Icaza ofreciendo una flor a una integrante del cuerpo de Ateneas, para decir: “Te equivocaste, Presidente, las mujeres no son violentas”. Con ello, Claudio X González, Chumel, Fernando Belaunzarán y otros golpeadores profesionales, hicieron el ridículo al querer capitalizar aquello que se han especializado en boicotear.

POR AZUL ALZAGA
PERIODISTA
@AZULALZAGA

CAR

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