En mi entrega anterior, reconocí que la marcha del pasado 13 de noviembre fue numerosa, pero también señalé que fue de un sector económicamente acomodado de la población en la que no participaron ciudadanas y ciudadanos de clases menos privilegiadas u organizaciones populares; fue el movimiento de una porción de un estrato social que, por su elitismo y clasismo, no comulga con la visión social de Andrés Manuel López Obrador y de la 4T.
Esto quedó demostrado en sus consignas y expresiones que fueron exhibidas en redes sociales, como las de una señora que usa la expresión “indio” de manera peyorativa. No pueden ocultar lo que son y cómo piensan.
Pero más allá de que no se atrevieron a ir al Zócalo por temor a no llenarlo, la verdadera intención de esa marcha, lo sepan o no sus asistentes, no fue la defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), (habría sido interesante que le preguntaran a la concurrencia si estaban enterados que las iniciativas de la oposición también proponen modificaciones al INE, así que, después de todo, sí se toca). La verdadera intención fue hacer creer a la opinión pública que la mayoría de la población está en contra del gobierno del Ejecutivo.
Por eso, la oposición ha reaccionado tan virulentamente contra la marcha que el propio AMLO encabezará el domingo 27 de noviembre, pues saben de antemano que superará en número a la suya y que demostrará quién en realidad cuenta con el respaldo de la mayoría de las y los mexicanos, así que buscan desacreditarla con la patraña de que es una venganza del Presidente, motivada por su rencor y su autoritarismo; algunos corifeos de la oposición incluso han tenido la puntada de decir que es venganza del Ejecutivo contra las y los ciudadanos que acudieron a la marcha del día 13. Disparates y más disparates.
Para ellos, la única movilización social legítima fue la suya y la de AMLO es un acto de revanchismo. Así es como pretenden descalificar a priori a los millones (sí, millones) de mexicanas y mexicanos que el próximo domingo alzarán la voz en defensa de la transformación por la que votaron en 2018, y contra los intereses políticos y económicos de quienes quieren el regreso del pasado de corrupción, de desigualdad y de privilegios para unos cuantos y pretenden dar a la defensa de sus intereses oligárquicos la apariencia de movimiento social.
Pero se les acabó su teatrito; el próximo domingo se demostrará una vez más que Andrés Manuel López Obrador no sólo es el presidente de mayor popularidad y legitimidad de la historia de nuestro país, sino que cuenta con el respaldo de la inmensa mayoría de las y los mexicanos, sin distinción de niveles socioeconómicos. Y será una movilización genuinamente social que sí llegará al Zócalo y sí lo llenará.
No sé si, como dice el Presidente, será su última marcha, de lo que sí estoy seguro es que no será la última vez que salgamos a las calles y a las plazas públicas a defender la democracia. Eso es lo que la oposición no entiende, nuestra lucha va mucho más allá de AMLO; es una lucha en defensa de México.
POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA
COLABORADOR
@BENJAMINROBLESM
MBL