COLUMNA INVITADA

Estados Unidos: apuntes para vencer al populismo

Biden no es un presidente particularmente carismático ni un orador que apasione

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este ocho de noviembre se llevaron a cabo las elecciones intermedias en Estados Unidos. Muchos especialistas y medios –desde liberales, como el New York Times, hasta conservador como FoxNews–, anticipaban una “ola roja”: el triunfo avasallador del Partido Republicano bajo el impulso de Donald Trump. En efecto, históricamente no le va bien al partido en el poder en las elecciones intermedias.  

Ocurrió lo contrario. Los demócratas, encabezados por el presidente Biden, tuvieron el mejor resultado para un partido en el poder en los últimos 60 años: tendrán mayoría en el Senado, ganaron la mitad de las gubernaturas en juego (incluyendo dos que arrebataron a los republicanos) y quedaron a unos cinco escaños de refrendar la mayoría en la Cámara de Representantes, que pasó a los republicanos. De manera significativa, fueron derrotados muchos candidatos respaldados por Trump. 

Hay tres claves para explicar estos resultados y de las que vale la pena tomar nota en México: el desgaste de la narrativa populista; el apoyo a un proyecto democrático serio; y que la ciudadanía, en lugar de dejarse desanimar, salió a votar. 

En los hechos, Donald Trump se había convertido en el líder de su partido. La mayoría de los candidatos republicanos querían quedar bien con él, pensando que su respaldo era la fórmula para el éxito. La realidad demostró que cada vez más electores, tanto independientes como del propio Partido Republicano, se cansaron de su retórica populista y extremista, que no ofreció ningún plan para solucionar los problemas reales, más que el insulto y la victimización. 

Es cierto que Trump conserva una base de votantes leales, y no puede subestimarse, pero ya no es aquella marea de 2016. Los republicanos cada vez ven a Trump más como un lastre. Hace unos días, cuando anunció la intención de competir por la presidencia en 2024, lo que se esperaba fuera una gran noticia quedó como un acto desangelado. 

En contraste, cada vez más ciudadanos estadounidenses han vuelto a valorar la importancia de gobiernos profesionales, que crean en la ciencia, que busquen unificar en lugar de dividir, que le dediquen más tiempo a resolver problemas que a insultar a sus críticos. Biden no es un presidente particularmente carismático ni un orador que apasione; pero ha ofrecido decencia y soluciones específicas para atender las preocupaciones de diversos sectores: los derechos de las mujeres; oportunidades para los jóvenes y estudiantes, y mejores servicios públicos para clases medias y populares.  

Finalmente, muchas veces los medios de comunicación y la propaganda nublan la realidad. En Estados Unidos el consenso era en torno a un triunfo del trumpismo. Pero lo cierto es que, al menos donde aún haya democracia, las elecciones se definen en las urnas. No hay líder ni movimiento imbatible. Por eso es importante que la ciudadanía no pierda la esperanza ante diagnósticos de “inevitabilidad” que de antemano dan por hecho a los ganadores y perdedores. Sin ir muy lejos, a inicios de este mes pocos pensaban que la defensa del INE pudiera convocar a tantas decenas de miles de personas. 

La gran lección que nos llega del norte es que los populismos excluyentes y antidemocráticos pueden ser vencidos, que al final del día la mayoría ciudadana prefiere la sensatez a la estridencia. Por supuesto, la victoria de la democracia no llega sola: exige información, movilización y tenacidad. 

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
@RUIZMASSIEU 
SENADORA DE LA REPÚBLICA   

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