Dentro de nuestra comunidad existe gente que tienen las mismas circunstancias, conocimientos y desempeño, pero cuando haces una comparativa, puedes sentir más aprecio o cercanía de unos con relación a otros. ¿Cómo denominamos a este fenómeno? La respuesta, está dentro de una palabra de la que muy pocos hablan, pero que hace la diferencia entre la aceptación y el rechazo. Se trata del carisma.
A ese tipo de elementos que poseen una amplia abstracción, hemos tratado de imponerles nombres, por lo cual les denominamos talentos blandos, y estos ahora son muy relevantes, pues dentro de las empresas, los colegios, la sociedad y la política resultan importantes, ya que se ha descubierto que, gracias a esto, pueden llegar a las metas individuales o colectivas, que se proponen.
Tratando de describirlas dentro de lo laboral, son todas aquellas competencias personales y sociales que facilitan las relaciones humanas, y permiten desenvolverse con éxito en cualquier ámbito de la vida, incluido el laboral. Hablamos de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional, el pensamiento crítico, el liderazgo, la resiliencia o la gestión del cambio, pero existen muchas más. La importancia deriva en que son claves para el desarrollo profesional y el crecimiento de las empresas.
Este tipo de competencias es fundamental para lograr convencer a una multitud de trabajadores a construir acuerdos y evitar prácticas inconvenientes como el mobbing laboral.
Por lo que hace a los lideres de opinión, de ello depende que sus conferencias, inspiren o no. Ni se diga nada de los influencers, que se sostienen de este elemento el cual puede desmoronarse en cualquier momento.
En cuanto a los políticos, muchos de ellos y ellas, aún no tienen idea del porqué, son aceptados o rechazados. La respuesta, está en un talento blando, llamado carisma.
Aún cuando existen cursos que promueven, la posibilidad de capacitar, para obtener este talento, la realidad es que no son transferibles, heredables o aprendidos, quizá la única cosa que puedes obtener de los mismos, es la observación de como determinadas personas, tienen el don, pero ello no implica que se pueda replicar.
Así grandes ejemplos: Si comparamos el carisma de la Reina de Inglaterra con su hijo el ahora Rey, podemos darnos cuenta de este fenómeno generalizado, de orden social.
Es indiscutible, que lo mejor es que una persona posea carisma, buena intención, acompañado de conocimiento, pero no siempre coinciden estos sucesos.
El poder de una persona carismática es el conectar de inmediato, aun cuando no la conozcas; y eso representa que pueda movilizar ideas, acciones y reacciones. En el caso del trabajo, es importante reconocer la facultad de esta habilidad para estructurar canales que permitan un mejor desarrollo en el ambiente laboral y con ello, una vinculación de liderazgo, que implica, acciones concretas en sinergias de trabajo, para una mejor producción, un sistema de empatía entre los trabajadores y mejores rutas de comunicación.
Del análisis de miles de discursos que nos llenan de emoción, existen elementos muy concretos. Siempre los dicen personas que hacen conexión con multitud de personas.
En la mayoría de los casos, elevan el ánimo en sentido positivo, pero existen otros que francamente, fomentan la destrucción, como los de Hitler y Benito Mussolini, que incrementaban los odios.
Pero, para fortuna los que prevalecen son los que te enaltecen y se apropian de nuestros espíritus. Con palabras que nos han robado el corazón como el de Martín Luther King Jr, “l have a dream;” o quizá recuerdes el de Mandela, donde hace alegoría a la libertad y plenitud del alma. Qué tal el de la actriz Emma Watson, embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, y eterna Hermione Granger, quien impactó al mundo con su discurso, destinado a fomentar la igualdad de género. La joven dijo que “luchar por los derechos de las mujeres es para muchos sinónimo de odiar a los hombres”, cuando el “feminismo, por definición, es creer que tanto hombres como mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades”.
Debe quedar claro que uno de los talentos naturales, es el carisma, que pocas personas poseen, pero que debemos ser cuidadosos, al escucharlos y dejarnos seducir, por los mismos. Debido a que existe gente con estos dones que no los encausa hacia un bien común, sino personal y cuestionable.
En resumen, nos encantan las personas porque somo seres sociales y convencida que la unidad es lo mejor que nos puede acercar a ambientes saludables de convivencia, donde nuestras sociedades mejoren en aspectos relevantes como ayudarnos unos a otros, tendremos mejores perspectivas frente al agresivo entorno de incertidumbre mundial y nacional que hoy vivimos.
Quizá si vinculamos esta tendencia, que es autónoma de nuestro cuerpo, y la acercamos, hacia preguntas importantes como ¿por qué me cayó bien? ¿qué me prometió? ¿Qué es lo que me gustó de él o ella? Podremos valorar si una persona con estas características puede unir el puente entre lo que dice, y hace de forma concreta. Y tengamos un mejor punto de valor.
POR SARA MORGAN
CONSULTORA LABORAL Y DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
@MORGANSAREL
MBL