COLUMNA INVITADA

Alonso Lujambio

Se encargó de montar cuidadosamente un aparato fiscalizador que enfrentaría durante siete años la complicada tarea de escudriñar las finanzas de los partidos

Alonso Lujambio
Arturo Sánchez Gutiérrez / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El 30 de mayo de 1997, el Consejo General del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) sesionó para aprobar los dictámenes y los proyectos de resolución relativos a la fiscalización de los partidos políticos. 

Presidía José Woldenberg y el punto fue presentado por el consejero Alonso Lujambio. 

Era la primera vez en la historia que se imponían multas millonarias a los partidos políticos. 

Se iniciaba así un esfuerzo que permanece hasta hoy en el INE, y que busca rendir cuentas adecuadamente de los recursos públicos y privados que obtienen los partidos, para sus gastos ordinarios y de campaña. 

Alonso se encargó, en muy breve tiempo, de montar cuidadosamente un aparato fiscalizador que enfrentaría durante siete años la complicada tarea de escudriñar las finanzas de los partidos políticos y sancionar lo sancionable, mientras los órganos partidistas adecuaban sus oficinas administrativas para atender los oficios de errores y omisiones que enviaba la Comisión de Fiscalización del IFE. 

A Alonso le tocó hacer las investigaciones para los casos llamados Pemexgate y Amigos de Fox, y, con sus colegas consejeros, votar las multas correspondientes. 

Por algo, en su discurso de toma de posesión como Consejero Electoral del IFE, Alonso Lujambio dijo: “Venimos también a eliminar la inequidad en las condiciones de competencia, que es el gran valor democrático pendiente en nuestra agenda de transición…”. 

Recordemos que, en 1996, si bien la pluralidad partidista había avanzado considerablemente, un solo partido aún dominaba la mayor parte de los puestos de elección popular en todo el país. 

Rememoramos a Lujambio a una década de su partida por la importancia de hacer vigente su legado académico y su ejemplo como político y hombre de Estado. 

Horacio Vives Segl, el más leal y pertinaz asesor de Alonso, editó en 2014 un libro con la colaboración de 16 de los amigos de Lujambio. 

Su título dice mucho de lo que hoy requerimos en esta etapa de México: Constructor de Instituciones. 

Ese era el buen Luja, siempre innovador, exigente, cuidadoso de cada dato y constructor de las instituciones que hoy debemos cuidar: la fiscalización de los recursos de los partidos en el IFE, hoy INE, la transparencia en el entonces IFAI, hoy INAI, además de su paso por la Secretaría de Educación Pública (SEP), donde consolidó
el sistema de entrada de maestros al servicio docente, mediante evaluaciones de conocimiento
y mérito.

Hoy, nuestra democracia enfrenta otro tipo de retos y peligros. Aún se requiere de muchas instituciones por construir y fortalecer. La democracia necesita de un constante cuidado, lo mismo que sus instituciones. 

El propio INE precisa ser atendido, respetado y fortalecido con miras de largo aliento, sin objetivos cortoplacistas o revanchismos. 

Recordar al IFE de Alonso se convierte en una invitación a mirar al futuro con visión de Estado, con la actitud propia de un demócrata que entendió lo que había que hacer para dejar una huella en su México querido. 

POR ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
PROFESOR INVESTIGADOR, ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y GOBIERNO TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@ARTUROSANCHEZG

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