En 1863 una asamblea de “notables” conformada por el General francés Forey, decidió reinstaurar la monarquía en México y ofrecieron el trono a Maximiliano. En 1864 los generales Tomás Mejía y Miguel Miramón, leales e incondicionales a Maximiliano, fueron fusilados junto a él en el Cerro de las Campanas. Tanto quienes ofrecieron el gobierno de México a un emperador extranjero, como quienes le fueron leales, son recordados hoy como traidores a la patria; tal es el lugar que la historia les deparó por sus actos.
Esta breve reseña histórica viene al caso con motivo de la solicitud que el INE de los “notables” Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, hizo a una instancia europea, la Comisión de Venecia, para pedir su opinión respecto de la reforma electoral en México.
No vale la pena detenerse a hablar sobre el contenido de la opinión, pues el solo hecho de que la presidencia del Consejo General del INE -en su desesperación de que la reforma electoral les arrebate su coto de poder y privilegios- haya acudido a una instancia extranjera para que opine sobre un asunto que sólo le atañe a México como nación independiente y soberana, es un hecho repudiable que pinta de cuerpo entero a los actuales consejeros electorales. Tan repudiable que incluso la oposición, en voz de diputados como Alejandro Moreno y Santiago Creel, rechazaron la opinión de la Comisión de Venecia y declararon que es un asunto que atañe sólo a los mexicanos.
Solamente MC mostró su verdadero rostro al exaltar la opinión de la Comisión de Venecia y usarla como argumento para descalificar el proceso de discusión de la reforma en la Cámara de Diputados. Y luego se quejan cuando los tildamos de traidores a la patria; una vez más queda demostrado que no es un insulto, sino una descripción.
La conformación de un grupo de trabajo para iniciar la construcción de una reforma política-electoral de consenso en la Cámara de Diputados es una buena noticia, como lo es también la apertura y disposición expresada por los grupos parlamentarios de oposición a participar en la discusión y en la construcción de acuerdos (salvo MC, que tildó este proceso plural como una farsa mientras enaltecía la intromisión de la Comisión de Venecia). Ya veremos si se trata de una apertura genuina o si sólo buscan pretexto para golpear políticamente a la 4T en caso de que no logren imponer su visión e intereses.
En el grupo parlamentario del PT hemos aportado una iniciativa de reforma constitucional, además de propuestas en temas como la elección consecutiva o el financiamiento de los partidos políticos; en este último plateamos que se reduzca en un 60%, pero que la distribución sea igualitaria y no con las fórmulas neoliberales que siguen vigentes y están diseñadas para beneficiar a los partidos mayoritarios en perjuicio de los minoritarios, lo que resulta antidemocrático y atenta contra la pluralidad y la representatividad política de las minorías.
Por otro lado, creemos en la urgencia de renovar las instituciones electorales; el árbitro y el tribunal deben seguir siendo autónomos, pero tras los constantes escándalos por conflictos internos en el TEPJF, así como tras las constantes muestras de parcialidad, despilfarros y excesos en el INE (a los que se suma su solicitud de que una instancia extranjera nos diga a los mexicanos qué hacer) es claro que su credibilidad y confiabilidad son nulas y requieren una refundación.
El voto es una de las máximas expresiones de una democracia, por eso, en el PT vamos por una reforma que fortalezca los derechos y la voz de todas y todos los ciudadanos.
POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA
COLABORADOR
@BENJAMINROBLESM
MAAZ
