Cada vez que surgen escándalos a nivel nacional en relación con algunos de los proyectos de este gobierno que han sido un total fracaso, la respuesta es muy sencilla: “yo tengo otros datos”. Esto de por sí ya es grave, ya que denota un alejamiento de la realidad nacional, pero lo es más el que se descalifique y burle de los verdaderos periodistas que rara vez se les da la oportunidad en la conferencia mañanera de preguntar.
Ahora resulta que la única versión confiable es las del propio gobierno, y que solamente son queridos en esta administración los llamados aplaudidores, será que amor con amor se paga. Ahora que se han dado a conocer un sinfín de temas delicados
gracias al llamado GuacamayaLeaks, y que por cierto la gente tiene el derecho de saber la verdad de toda esa información que fue objeto de hackeo, las descalificaciones están a la orden del día.
Sin embargo, otra vez, al cancelar el secretario de la Defensa Nacional una reunión con diputados, argumentando que no le gustó un oficio de un legislador de Movimiento Ciudadano; las señales no son nada buenas. Por su parte, el presidente fiel a su costumbre, le restó importancia mofándose con un: “no es ni nota”.
Lo lamentable es que gran parte de la culpa es quizás de los gobiernos anteriores, ya que, si hubieran hecho bien las cosas y
hubiesen sido menos arrogantes, no estuviéramos viviendo esta situación. La gente con razón buscó un cambio, una alternancia, sin embargo, el presidente no ha cumplido en muchísimos pendientes, uno de ellos es sin duda la de su principal bandera que lo llevó a ocupar Palacio Nacional; la lucha contra la corrupción. Esta sigue desatada y para muestra veamos el caso de SEGALMEX, las compras del hijo de Manuel Bartlett y la triangulación de dinero de la CONADE.
Frente a este panorama, tenemos una oposición que no levanta, bueno hasta Andrés Manuel López Obrador les tuvo que mandar su lista de aspirantes. Lo cual sea dicho de paso es patético, por una parte, el presidente prestándose a esos juegos y destinándole tiempo de su agenda a un tema que debería ser exclusivo de los partidos políticos. Por otra, una lista en donde la mitad de los enumerados ni al caso, es decir, se hizo nuevamente con el afán de burlarse, de exhibir.
Lo que es una realidad, más allá de que las corcholatas oficiales seas buenas, regulares o malas o que los suspirantes de la
oposición estén muy descafeinados, es que la gente parece no entender o no darle la importancia que requieren los temas que
afectan al país y que no encontraran solución a corto plazo.
El presidente sigue confiando en el pueblo bueno y sabio, sin embargo, hay temas que tarde que temprano podrían impactar en
la gente, como ya lo son la inflación, los servicios de salud cada día más precarios, distantes a los de Dinamarca que se prometieron al comienzo del sexenio, el combate a la corrupción con tolerancia cero, la austeridad republicana, etc.
Tal vez y solo tal vez, llegue el momento en que ese pueblo bueno y sabio caiga en cuenta que muchas promesas de campaña no se cumplieron y, sobre todo, que ellos en lo personal y sus familias, no han mejorado, siguen hundidos en la pobreza, y peor aún, siguen creciendo los pobres en el país.
Si se pudiera dar una recomendación a alguien sería que no se abusará de la ingenuidad, ignorancia y buena fe del pueblo mexicano, porque este algún día se cansará y vendrá la de regreso. Si no pregúntenle a Felipe Calderón y a Enrique Peña.
POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
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MAAZ