LA ENCERRONA

Recuperar el tesoro más preciado

La sociedad y el Estado tienen que recuperar su rectoría para guiarles y acogerles

Recuperar el tesoro más preciado
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

“La juventud quiere mejor ser estimulada que instruida. No hay jóvenes malos, sino jóvenes mal orientados.” Sócrates

Hace una semana, el presidente López Obrador mencionó en la conferencia matutina acerca del incidente ocurrido en Bochil, Chiapas.

El hecho sucedió en la Secundaria Pública Juana de Asbaje, donde 110 estudiantes (de 452) resultaron intoxicados por una sustancia hasta hoy desconocida. Semanas atrás un caso similar se dio en la Secundaria Número 1, en Tapachula, donde se intoxicaron 21 alumnos, y días después otros 18. El caso más reciente se ha suscitado en la Secundaria Técnica 67 de Álamo Temapache, al norte de Veracruz. La sintomatología se repite en todos los casos: vómitos, mareos, desmayos.

Como algo recurrente —y lamentable— en nuestro país, las autoridades, tanto educativas como constitucionales (alcaldes, gobernadores, fiscales, secretarios de salud), no dan respuestas. El director de la secundaria en Veracruz aludió a que los alumnos “se insolación” en los honores a la bandera.

En Chiapas, el secretario de Salud, así como el fiscal, comentaron que los análisis toxicológicos no estarán disponibles sino hasta dentro de un mes, pero que “cree” que se puede descartar sustancias tóxicas como cannabis, opiáceos o cocaína, pero, claro, sin las evidencias de sus declaraciones, aún cuando tres padres de familia, —que hicieron estas mismas pruebas en laboratorios privados—, mostraron los resultados positivos a cocaína.

¿Qué está pasando en las escuelas? ¿Cómo y cuándo se llevará a cabo una investigación seria? ¿Quiénes son los culpables? ¿Están seguros nuestros hijos? ¿Con qué tranquilidad nos quedamos los padres y las madres de familia al dejar a nuestros niños en la escuela? Estas preguntas llegan a mi mente al ver la desesperación de los padres de las y los estudiantes intoxicados.

En un país como el nuestro, en el cual, además del entorno familiar, el espacio escolar es de las pocas instituciones que funcionan como un espacio libre de las atrocidades que ocurren a diario. No podemos permitir que este organismo también entre en esta espiral de putrefacción.

Es sabido que en México se ha perdido la capacidad de asombro, que se ha normalizado todas las cosas que están mal, que (terriblemente) nos hemos acostumbrado a la violencia, a la inseguridad, a las desigualdades, a los feminicidios, a las desapariciones y a una larga y triste lista de cosas horribles que suceden día a día en el territorio nacional. Ya basta. Este tema (sumado a los arriba mencionados, por supuesto) no lo podemos colocar “debajo del tapete” y seguir adelante, puesto que si lo hacemos se va a repetir y repetir y repetir en muchas de las escuelas del país, hasta que el día de mañana le ocurra a alguno de nuestros hijos.

Se suele decir que las y los niños, así como la juventud, son el tesoro más preciado que puede tener una nación, hoy no debemos echar en saco roto esta frase y tenemos que hacer lo posible para lograrlo. La sociedad y el Estado tienen que recuperar su rectoría para guiarles y acogerles, así como garantizar su óptimo desarrollo. Este es un llamado a la unidad de la sociedad civil, un llamado para exigir a las autoridades correspondientes para que esclarezcan el caso y castiguen a los culpables, un llamado para proteger a nuestra niñez y a nuestros jóvenes. 

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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