Columna invitada

El PAN y los cadáveres en el clóset

Un señor de nombre Marko Cortés es el presidente de uno de los partidos más antiguos

El PAN y los cadáveres en el clóset
Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Un señor de nombre Marko Cortés es el presidente de uno de los partidos más antiguos y con más tradición en México. Se los presento, porque a lo mejor ustedes pensaban que seguía siendo Germán Martínez, César Nava, o Ricardo Anaya. Pero no, Marko Cortés es un personaje prácticamente desconocido por la población a quien en su momento el candidato presidencial Ricardo Anaya después de apropiarse de la dirigencia de ese partido lo dejó en el cargo para que le administrara el partido que excluyó a Margarita Zavala y rompió con Felipe Calderón, con tal de apropiarse de una candidatura presidencial que terminó por consolidar el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y detonó el cambio de régimen.

Ya en el cargo, justamente por apropiarse de la estructura, estilo, élite y la repartición de cargos en su consejo y con la cúpula de ese partido, fue mucho más sencillo repetir en el puesto. Pues bien, ese señor a quien nadie conoce y quien mucho menos comprende lo que es representar a los mexicanos, hoy es el líder de la supuesta oposición.

Entendiendo la forma en que llegó al cargo, y ahora la manera en que la administra, es uno de los problemas más graves que se vive en la política. ¿Conocen o han observado que presente alguna propuesta que realmente le interese a los mexicanos? A nadie, nunca jamás. Justo, porque no comprende la dimensión de la democracia, de la representación política y la responsabilidad que implica la titularidad de la presidencia de un partido político, cuya naturaleza es precisamente esa: democracia-representación-partidos políticos. Lo único en que se ha concentrado es en atacar al actual presidente en lo individual, y de manera periférica utilizar a alguno de sus funcionarios, militantes o empleados que ejemplifiquen los excesos, abusos o ridiculeces.

Está lógica, es tan conocida por el propio Presidente de la República y por la población, que por eso prefiere apoyar a Morena antes que al PAN. Ese, es justamente el origen del poder tan centralizado y profundo de López Obrador, porque vaya que los conoce, y porque gracias a eso tiene la capacidad de contenerlos fácilmente.

Por ello, a pesar de que todos anticipaban que las formas y el estilo autoritario y marrullero de gobernar iban a agotar y deteriorar la imagen y percepción de López Obrador, esto no ha sucedido.

Andrés Manuel López Obrador conoce perfectamente, a cada uno de ellos, y su estrategia fundamental es derrotarlos (a ellos en lo particular). Lo ha hecho fácilmente con el PRI, bueno y que les digo al PRD, ni un garnuchazo les tuvo que dar, ellos se cayeron solos. Todo apuntaba a que el PAN habría logrado con ideología, apertura, inclusión, buenas ideas, pero sobre todo con una verdadera representación de los intereses de la sociedad mexicana, encabezar verdaderamente un liderazgo opositor. Desafortunadamente su entendimiento de la política es tan ausente, que decidió representar solamente los intereses de unos pocos. Jorge Romero, Santiago Creel y uno que otro legislador perdido por ahí, son la causa y motivo de su existencia. Así llegaron y así se irán, en la intrascendencia, que es lo peor que le puede ocurrir a un político.

Esto es sumamente preocupante, porque Andrés Manuel López Obrador a quien les tiene tomada la medida es a ellos, a los partidos políticos, a sus dirigencias y a sus élites, no al pueblo de México.

¿Pero que nadie se da cuenta?

Yo creo que sí, todos nos damos cuenta, excepto esos actores. Ya hablamos del PRI, del PRD y ahora es turno de hablar del PAN, porque la crisis y la cerrazón que viven los partidos políticos nos perjudica a todos y empodera las limitaciones de un gobierno cínico, que no atina a dar resultados en ningún rubro y que sin pudor ha potencializado la corrupción como nunca en la historia de este país.

Por ello, es momento de exigir ya su renuncia y evidenciar a todos aquellos quienes no hacen su trabajo hacia el interior de los partidos políticos, por solo atender intereses personales (candidaturas, plurinominales, algún distrito o alcaldía ganada). Porque en el balance total le han restado a la democracia mexicana, al país y por si fuera poco con la llegada del actual gobierno también han empeñado nuestro futuro.

Si queremos evolucionar y dar un giro de 180 grados, lo primero es reconocer que los tres dirigentes y las elites de los partidos políticos PRI, PAN y PRD deben irse ya, y permitir que se detone una revolución de consciencias, ideas, competitividad, mejores perfiles, procesos realmente democráticos y una profunda reconstrucción al interior de estos viejos y entumecidos partidos políticos.

Tal vez, habría que hacérselo saber a Claudio X. González y a los empresarios que representa, porque es evidente que tienen mando, sin embargo parece que tampoco le entienden.

Y no es pregunta

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

MAAZ

 

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