DESDE AFUERA

"Es el COVID, estúpido"

Los efectos políticos derivados de la pandemia son más evidentes en Estados Unidos porque la discusión es abierta, continua y brutalmente polarizada

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace 30 años, en 1992, una frase se hizo popular para definir la propuesta electoral del entonces aspirante presidencial Bill Clinton: "Es la economía, estúpido".

Aquel lema resonó en un público estadounidense que no se sentía en una mejor situación económica, pese a la desaparición de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, en 1990, y ejercido su poder militar en la primera Guerra del Golfo contra Irak, en 1991.

"Es la economía, estúpido" tiene hoy una nueva  versión, que se extiende mucho más allá y no sólo es aplicable a EU. 

"Es el COVID, estúpido".

Ese es el manto que cubre hoy la política estadounidense y gran parte del mundo.

En cierta forma, los efectos políticos del coronavirus son más evidentes en Estados Unidos porque la discusión es abierta, continua y  brutalmente polarizada.

Y en ese sentido, si hubiera que definir hoy a esa nación sería como pesimista.

De acuerdo con las encuestas, los estadounidenses piensan mayoritariamente que su país está en la dirección equivocada, "cuesta abajo, divididos, dudando de la democracia, rezagándose y desconectándose", según el comentario hecho por el encuestador demócrata Jeff Horwitt, de Hart Research Associates, que se asoció con el republicano Bill McInturff de Estrategias de Opinión Pública para el muestreo encargado por la cadena NBC.

En términos políticos, esa sensación de pesimismo y tristeza no ayuda a los demócratas, que hoy controlan la Casa Blanca y el Congreso, pero enfrentan crecientes augurios de derrota en los comicios legislativos de noviembre de este año.

En cuestiones políticas tradicionales, la situación debería ser distinta. El propio presidente Joe Biden subrayó que durante su primer año de gobierno se crearon seis millones de empleos y, por tanto, el desempleo disminuyó casi cuatro por ciento, amén de mejorías significativas en el mercado de valores.

Pero cualquier cosa palidece, o queda a la sombra del COVID-19, no sólo por el impacto de la pandemia por sí misma –incluso contagios y muertes–, sino por el absurdamente polarizado debate en torno a las medidas para contenerlo: mascarillas, vacunaciones, aislamiento y sana distancia.

El optimismo de los estadounidenses en el futuro de su país y su calificación del gobierno de Biden son las víctimas.

Ciertamente no es la única razón ni el de Biden es el único gobierno golpeado por sus acciones o sus omisiones respecto al coronavirus. Pero amén de su fallida promesa de derrotar la pandemia, en el caso Biden habría que agregar también la caótica retirada de Afganistán y la percepción de debilidad creada por sus fracasos de política interna. 

La respuesta al COVID ha creado problemas políticos en todo el mundo, lo mismo en la China de Xi Jinping, que en la Gran Bretaña de Boris Johnson o el Brasil de Jair Bolsonaro. El impacto apenas empieza y ya sacude a gobiernos.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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