DESDE AFUERA

Trump, el protagonista

En más de un sentido, el mundo contempla el espectacular deterioro de una potencia, menos en su fuerza militar o económica que en la mística o la cultura que llevaron a EU al lugar donde hoy se encuentra

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En más de un sentido, el mundo contempla el espectacular deterioro de una potencia, menos en su fuerza militar o económica que en la mística o la cultura que llevaron a EU al lugar donde hoy se encuentra.

Se parece, podría decirse, al proceso que transformó a Roma de un imperio a una república, concretamente quizá al momento histórico en que la lealtad al partido y el culto a la personalidad sustituyeron a la fe en las instituciones y las ideologías.

Ese es, al menos tal como lo entiendo, el eje de un seminal ensayo que el historiador Robert Kagan publicó la semana pasada en The Washington Post bajo el título Nuestra Crisis Constitucional ya está aquí.

Estados Unidos, advirtió, "se encamina a su mayor crisis política y constitucional desde la Guerra Civil".

El protagonista es Donald Trump, que con sus partidarios buscará la victoria en 2024 "por cualquier medio necesario" y ya inició los preparativos para denunciar un fraude en las próximas elecciones, si no resultan como él y ellos esperan ahora.

Es el momento Julio César, si se quiere, en recuerdo del hombre que puede ser visto como el ejemplo clásico de ese proceso. No fue el único actor, ni el primero, pero la historia y Shakespeare lo hicieron el protagonista.

Y Trump está en el centro del actual proceso estadounidense. No, él no causó el declive de las instituciones ni es responsable del escepticismo de los ciudadanos en la capacidad del sistema para satisfacer sus necesidades o aspiraciones; tampoco lo es del racismo integrado en partes de la cultura estadounidense o de la polarización política que hace presa de esa nación.

Pero ha aprovechado, explotado y exacerbado cada una de las causas, y en el camino se ha convertido, de hecho, en el "dueño" del Partido Republicano y el líder de un movimiento que Kagan lamenta, pero califica como revolucionario.

"Lo que hace que el movimiento Trump sea históricamente único no son sus pasiones y paranoias. Es el hecho de que para millones de estadounidenses, sea la respuesta a sus miedos y resentimientos. Es un vínculo más fuerte entre el líder y los seguidores que cualquier otro visto antes en los movimientos políticos estadounidenses", hizo notar.

Kagan afirma que las acciones de Trump y sus partidarios, así como la incapacidad del aparato político estadounidense, republicanos o demócratas, para formar una coalición que responda o detenga, en beneficio del país, a lo que considera como una toma del poder del magnate y sus seguidores.

Un nuevo gobierno de Trump sería, cree Kagan, una pesadilla. De entrada, sería de esperar que el empresario y político fuera un dirigente absoluto, capaz de actuar por capricho personal, rodeado de fieles dispuestos a seguir sus órdenes sin importar lo absurdas, peligrosas o ilegales que fueran.

"Una victoria de Trump probablemente signifique al menos la suspensión temporal de la democracia estadounidense como la hemos conocido", advirtió.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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