Hoy los trabajadores estamos en el centro de la acción y del discurso público. Para nosotros fue enormemente moralizante la postura que México llevó hasta el Diálogo Económico de Alto Nivel con Estados Unidos, realizado el pasado 9 de septiembre, en Washington D.C.
En este encuentro, el gobierno mexicano subrayó la importancia de nuestra fuerza laboral para el desarrollo de ambas naciones, así como para la solución de los diversos retos que enfrentamos en conjunto, como región.
Ese mismo día en su conferencia de prensa mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció haberle enviado una misiva a su homólogo estadounidense, Joe Biden, en la cual le hacía patente la necesidad de contar con mano de obra mexicana y también centroamericana, con el propósito de concretar su ambicioso Plan de Infraestructura. Declaró que “para producir, es igual de importante la fuerza de trabajo que el capital, ¿Qué se hace sin los trabajadores?”
Y es que durante años se nos relegó a un segundo plano. Cuando se hablaba de prosperidad y desarrollo, comúnmente se hacía énfasis en lo material y en lo técnico, sin abordar esfuerzos claros que dotaran al sector obrero de las herramientas y oportunidades para que participara de la vida económica y productiva.
En esta Cuarta Transformación se reconoce el valor de las y los trabajadores y se potencializa su capacidad. Bien lo ha dicho el presidente López Obrador: la mejor política exterior es la interior. Ahora se impulsa en ambas una visión mucho más humana y social.
En la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México aplaudimos los importantes acuerdos logrados durante el encuentro económico entre autoridades de México y Estados Unidos entre los que destacan:
1) Identificar áreas de complementariedad en las cadenas de suministro, tanto nuevas como en las ya existentes.
2) Promover el desarrollo económico, social y sustentable en el sur de México y Centroamérica, para atender así las causas estructurales de la migración.
3) Fortalecer la integración digital.
4) Atender a poblaciones vulnerables, con el fin de capacitarles en habilidades necesarias para la competitividad de la economía del siglo XXI.
Estos cuatro pilares tienen un común denominador: la apuesta por poner en marcha una economía regional más dinámica, con plena participación de los trabajadores.
Actualmente, en todo el continente se siente cada vez con mayor fuerza la voz y el liderazgo de nuestro país; el sector obrero juega un rol fundamental en ello.
Nunca más una integración comercial sin nosotros, hoy formamos parte sustancial de la estrategia y siempre sabremos estar a la altura de dichos desafíos.
POR PEDRO HACES BARBA
SECRETARIO GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN AUTÓNOMA DE TRABAJADORES Y EMPLEADOS DE MÉXICO
@PEDROHACESO
MAAZ