MEXICANOS PRIMERO

Superar la discriminación por género en la escuela

Es imperativo derribar esquemas obsoletos, con el involucramiento de las familias y la comunidad

OPINIÓN

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Jeny Farías/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En el marco del Día Naranja de este mes (conmemoración para erradicar la violencia contra niñas y mujeres) me permito reflexionar sobre la discriminación por género y la necesidad de terminar con estereotipos arraigados que han permeado de generación en generación, y que a la fecha representan barreras para que niñas, niños y adolescentes cuenten con las mismas oportunidades de aprender y de desarrollarse de acuerdo a sus gustos, intereses, habilidades y talentos.

Es imperativo derribar esquemas obsoletos, y para ello es esencial el involucramiento de las familias y todas las personas que formamos la comunidad escolar, para que todos los aprendizajes estén encaminados a la cultura de la paz y la igualdad entre géneros, libres de patrones sexistas.

Repetir hasta el cansancio que hay que evitar que el lenguaje, los juegos, el trato, la ropa o el largo del pelo refuercen estereotipos de género que sólo limitan todo lo que un niño o una niña pueden y quieren llegar a ser.

Tener presente que la escuela (presencial o a distancia) debe ser el espacio fundamental para aprender a vivir en una sociedad sin inequidad y para ello debemos combatir rezagos y desarrollar competencias de vida que nada tengan que ver con roles pre asignados por el género. Que niños y niñas bailen, construyan, inventen, pateen balones, dibujen, decoren y sueñen con ir a la Luna por igual.

Para lograrlo, además de poner al alcance de todas y todos las herramientas necesarias para adquirir conocimientos y destrezas, es importante también educar en un ambiente de convivencia armónica, con respeto a la diversidad.

Lo que toca hacer a las autoridades es implementar políticas públicas que permitan que las y los agentes educativos cuenten con herramientas conceptuales, didácticas y metodológicas que les posibiliten reflexionar sobre su práctica en el aula y hacer los cambios y ajustes necesarios, luego de la sensibilización y formación con perspectiva de género.

A los agentes educativos, hacer de la escuela un sitio seguro en el que no se excluya a nadie y mantener los ojos y la mente abiertos para evitar transmitir o reproducir antivalores, actitudes y comportamientos que limiten a alguno de los géneros, particularmente el femenino, por ser el que históricamente ha sido relegado impidiéndosele acceder a aprendizajes que por tradición “no le tocan”. Esto sin dejar de lado que también los varones han sufrido las consecuencias de determinar que ciertas actividades no encajan con su masculinidad.

Para las familias, la tarea es participar y estar atentas a la formación, materiales y actividades que sus hijas e hijos reciben, así como convertirse en facilitadores para que alcancen sus metas. Ser escuchas pacientes, afectuosas y respetuosas en la vida cotidiana, y no perder de vista que son más importantes las expectativas y el sentido de la vida de nuestros NNJ, que cualquier noción aprendida con potencial para limitarles.

Hoy es evidente el sexismo y la discriminación por género que existe en muchos ámbitos de nuestra sociedad; transformar esta realidad en el ámbito educativo representa la oportunidad de hacer un cambio sistémico igualitario.

Comencemos por democratizar el regreso a las escuelas y promover todas las acciones necesarias para que, en el salón o en las pantallas, niñas y niños se sientan libres de participar en las clases de ciencias o de leer poesía en voz alta.

POR JENY FARÍAS
DIRECTORA DE PROYECTOS ESPECIALES Y OPERACIONES
@JENYCA

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