En medio de la incertidumbre que plantea un nuevo año aunado a un horizonte global incierto con Trump al frente de la Casa Blanca y varios procesos electorales por realizarse en Europa, el Tratado México-Unión Europea cumple 25 años de haber entrado en vigor.
La relación bilateral México-Unión Europea se ha regido por el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, popularmente llamado Acuerdo Global. El Tratado fue firmado en Bruselas el 8 de diciembre de 1997 y entró en vigor el 1° de octubre de 2000. México fue el primer país latinoamericano en firmar un tratado de tal magnitud con la UE, lo que ha permitido lograr una sólida alianza estratégica multilateral y bilateral.
El Acuerdo Global consta de tres pilares: diálogo político, comercio y cooperación. Desde julio de 2000, entró en vigor el pilar comercial con el Tratado de Libre Comercio entre México y la UE (TLCUEM). Cabe destacar que el TLCUEM es el primer tratado de libre comercio entre el Continente Americano y el Europeo.
A veinticinco años de su entrada en vigor, el comercio entre México y la UE se ha multiplicado por cuatro; la UE se ha logrado ubicar como el segundo inversionista de México y su tercer socio comercial. El TLCUEM ha permitido liberalizar el comercio de productos industriales. Sin embargo, la transferencia de productos no ha sido equilibrada, ya que gran parte de las exportaciones de México a la UE han consistido en productos manufacturados y recursos naturales, mientras que las exportaciones de la UE hacia México incluyen productos más complejos, tecnológicamente.
Una de las áreas menos publicitadas, pero igualmente crucial ha sido la cooperación en ciencia, tecnología e innovación. La UE ha apoyado a México en el desarrollo de sectores clave como las energías renovables, la tecnología digital y la biotecnología. Los programas de cooperación han fomentado una cooperación más estrecha entre las universidades, los centros de investigación y las empresas de ambos lados, en especial en lo que respecta a la sostenibilidad y la investigación aplicada.
Hablando de oportunidades, en 2016 la UE y México iniciaron negociaciones para modernizar el Acuerdo Global UE-México con el fin de adecuarlo a los cambios que han ocurrido en ambas economías y las transformaciones tecnológicas y del comercio. Ambas partes finalizaron las negociaciones en abril de 2020. La modernización del tratado pone énfasis particular en la sostenibilidad, el comercio digital, la lucha contra el cambio climático y la mejora de las relaciones laborales. Esto abre la puerta a nuevas oportunidades para ambos bloques en sectores emergentes.
Con la modernización se espera tener un tratado más amplio, ya que se incrementará el acceso a mercados para productos agroindustriales, con más oportunidades para México al exportar miel, jugo de naranja, plátano, carne de cerdo y de res, jarabe de agave, entre otros. Por otro lado, en cuanto a servicios, se incluyen disciplinas en comercio digital y telecomunicaciones, en tanto a compras públicas prevé opciones nuevas en este rubro con un mecanismo de consulta que permitirá extender la cobertura a nivel estatal.
También se logrará un tratado más fuerte, al proteger las inversiones incorporando una corte permanente para la solución de controversias y dando protección a los productos mexicanos icónicos como el mango ataulfo, el café de Veracruz, la vainilla de Papantla y artesanías como la talavera y el olinalá.
Además de un tratado más moderno, con la inclusión de nuevas disciplinas como las PYME (Pequeñas y Medianas Empresas), procedimientos de transparencia mejorados, medidas sólidas contra la corrupción y un énfasis en el desarrollo sostenible para asegurar un enfoque integral con visión al futuro.
Existe la voluntad política de ambas partes en suscribir en el corto plazo este acuerdo modernizado, así lo demuestra la reciente conversación entre el canciller Juan Ramón de la Fuente y la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas.
Otra gran oportunidad para México es la participación de la iniciativa europea Global Gateway, que busca canalizar, multiplicar y visibilizar los recursos –públicos y privados– de la UE para la cooperación al desarrollo. Es una apuesta geopolítica que busca afianzar las alianzas de la Unión con sus socios en áreas prioritarias, como las infraestructuras y la conectividad, la transición verde o la salud.
Para México, la estrecha relación con la UE es vital, ya que ofrece una oportunidad para diversificar mercados, en medio de la creciente dependencia de Estados Unidos y la imprevisibilidad del TMEC. Veinticinco años después del Tratado México-UE, se puede afirmar que el acuerdo ha tenido un impacto positivo, aunque con áreas de mejora.
La relación comercial se ha fortalecido significativamente, pero persisten desafíos en términos de equilibrio comercial y desarrollo de sectores de alto valor agregado. El camino a seguir depende de la capacidad de ambas partes para adaptarse a las nuevas circunstancias de la economía mundial y de una mayor coordinación en áreas emergentes, como la sostenibilidad y el avance tecnológico.
POR MÓNICA LABORDA SÁNCHEZ
* Doctora en Relaciones Internacionales e Integración Europea. Asociada del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). Miembro de la Asociación Mexicana de Asuntos Internacionales (AMEI) y de la Red de Europeístas en México. Conferencista, catedrática y colaboradora para diversos medios nacionales e internacionales. Investigadora del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad Auto´noma de Barcelona.
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