COLUMNA INVITADA

La diplomacia mexicana al servicio de la cooperación regional

Juntar a los jefes de Estado y de Gobierno de la región no se antoja fácil, debido a diferencias propias de los distintos signos políticos que en ocasiones nos han alejado

OPINIÓN

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Martín Alonso Borrego Llorente / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

Juntar a los jefes de Estado y de Gobierno de la región no se antoja fácil, debido a diferencias propias de los distintos signos políticos que en ocasiones nos han alejado. No obstante, por primera vez en un lustro, los líderes y altos representantes latinoamericanos se congregarán en México, en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Ello es expresión clara de la voluntad de trabajar de manera coordinada para afrontar los retos comunes y trascender las divergencias en las que por momentos parecemos enfocarnos exclusivamente.

La nutrida participación del encuentro evoca a la llamada “diplomacia de cumbres”, que resucita tras la prolongada virtualidad que produjo la pandemia del COVID-19. La cumbre, bien llevada, sirve de catalizador de acciones e iniciativas que requieren del impulso que sólo un encuentro personal y de alto nivel puede lograr.

Cito dos ejemplos: Por un lado, la constitución de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), que cristaliza el anhelo regional de hace más de 20 años por tener una agencia espacial propia. Mañana los cancilleres firmarán el Convenio Constitutivo de ALCE y darán vida a una entidad con visión pragmática, cuya tecnología y conocimientos tendrán una aplicación directa en la comunicación satelital y conectividad a internet, sistemas de alertas tempranas, mapeos de fortalezas, amenazas y riesgos en el contexto de cambio climático y los sistemas de observación de fenómenos naturales.

Por el otro, los trabajos de seguimiento del Plan de Desarrollo Integral (PDI) para El Salvador, Guatemala, Honduras y el sureste de México, auspiciada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU, se adaptan a las nuevas realidades en el contexto de pandemia y sus efectos económicos. El PDI fue el primer acto de política exterior del presidente Andrés Manuel López Obrador, y ahora se profundiza y amplía, adecuándose a las prioridades nacionales de los cuatro gobiernos y a sus planes de desarrollo. Mirar al sur es una realidad.

Ambos proyectos conllevaron largos periodos de trabajo diplomático, animados por la cita que se da en nuestro país, mañana 18 de septiembre. Una cooperación pragmática, eficaz y ambiciosa que habría tardado mayor tiempo en concretarse de no ser por el apoyo decidido de los mandatarios que participan. La labor diplomática cobra sentido cuando está al servicio de nuestras poblaciones y funge como verdadera palanca de desarrollo.

Y, a la vez, fomenta la cooperación entre los países y el fortalecimiento de las capacidades nacionales. Esa es la diplomacia por la que apuesta México, una “diplomacia de cumbres” que sea también de resultados.

POR MARTÍN ALONSO BORREGO LLORENTE

DIRECTOR GENERAL DE AMÉRICA DEL SUR, ENCARGADO DE LA DIRECCIÓN GENERAL PARA CENTROAMÉRICA Y EL CARIBE DE LA SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES

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