DESDE AFUERA

EEUU y Cuba, en terrenos ocultos

La inmensa mayoría de los cubanos que se sintieron compelidos a dejar la isla, tras el triunfo de la Revolución Cubana, vive en Estados Unidos

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Más allá de las causas domésticas que pueda tener el descontento reflejado en las raras manifestaciones antigubernamentales del pasado fin de semana en Cuba, ese país tiene un íntimo y viejo contacto con Estados Unidos que complica su relación presente y de hecho presta credibilidad a las denuncias de "intervención extranjera".

Claro que la definición puede ser un tanto vaga y complicada. ¿En qué medida son extranjeros los exiliados cubanos, o sus hijos y nietos? 

Y eso es parte del problema. 

La inmensa mayoría de los cubanos que se sintieron compelidos a dejar la isla, tras el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, vive en Estados Unidos, donde han alcanzado una considerable influencia política, sobre todo, en el Partido Republicano y muy especialmente en el estado de Florida, hoy esencial en las elecciones presidenciales.

Los cubano-estadounidenses tienen tres senadores y siete diputados en el Congreso federal. Sólo dos de ellos son demócratas y uno de ellos, Robert Menéndez, de Nueva Jersey, es el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde figura de forma prominente el republicano Marco Rubio.  

La animadversión entre los líderes cubano-estadounidenses y los dirigentes de la isla no sólo es ideológica, sino incluso de resentimiento personal y, por tanto, complican al grado que tienen peso en la aplicación del bloqueo económico, y cualquier postura gubernamental.

Al mismo tiempo, muchos de los cubanos residentes en Estados Unidos tienen contacto con sus familiares en Cuba y durante años les han hecho llegar dinero, por canales formales o informales.

Cuando el gobierno del presidente Barack Obama decidió elevar las relaciones a nivel de embajada tenía también la meta de propiciar un mayor contacto entre las sociedades de los dos países, que según la tesis estadounidense se traduciría también en demandas por apertura política.

Esa misma táctica funcionó en otros países, especialmente el bloque socialista europeo: cuando se disolvió, un amplio sector de los pobladores de Europa Oriental, especialmente jóvenes, aceptó el cambio incluso con entusiasmo.

En qué medida la ilusión del cambio político y una mejoría de condiciones económicas tiene impacto ahora en Cuba es materia de discusión, pero sería lógico que las carencias que enfrenta la sociedad cubana la hacen campo propicio para el descontento, amplificado por redes sociales que han sido en otros países un amplificador de esos sentimientos. 

El hecho es que hay un grado de descontento en Cuba, donde por ahora las demandas son más por apertura y mejoría de vida que por el cambio de un régimen, encabezado por figuras grises, sean tecnócratas o burócratas, en vez de líderes inspiradores. Se trata, en todo caso, de terrenos desconocidos, tanto para Cuba como para Estados Unidos, y con demasiados factores en el tablero. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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