ANÁLISIS

Semar y la Bitácora de las Profundidades

La ARM Tabasco es un buque para 82 tripulantes que desplaza mil 680 toneladas con capacidad de navegar 30 días de manera autónoma y puede transportar a otras 39 personas, que por lo general son infantes de marina

OPINIÓN

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Íñigo Guevara Moyano / Colaborador. / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para festejar el Día de la Marina, el pasado 1 de junio, el Presidente abanderó el buque de patrulla oceánica ARM Tabasco PO-168, la octava unidad de este tipo de la clase Oaxaca, diseñada y construida en México. 

La ARM Tabasco es un buque para 82 tripulantes que desplaza mil 680 toneladas con capacidad para navegar 30 días de manera autónoma y puede transportar a otras 39 personas. Cuenta con un hangar para un helicóptero mediano y porta una lancha interceptora. Su armamento principal es un cañón de origen sueco BAE Systems Mk.3 de 57mm que tiene un alcance de 17 km. El cañón es dirigido por el sistema optoelectrónico Garfio 3 desarrollado por el INAOE con apoyo de la compañía Saab. Por lo anterior, no es propiamente un barco de guerra, es un buque para vigilancia oceánica.  

Esta embarcación –encargada en el sexenio anterior– originalmente portaba el nombre de ARM Estado de México, pero fue renombrada una vez que la actual administración –de origen tabasqueña– reemplazó a la anterior mexiquense.  La mística naval dice que es de mal agüero cambiarles de nombre a los barcos, pero en esta ocasión el pragmatismo político se antepuso a la superstición. 

La leyenda dice que cuando un buque es bautizado, su nombre se anota en la "Bitácora de las Profundidades" de Neptuno. Los planes originales de la SEMAR, visibles en el Programa Sectorial 2019-2024, incluyen la construcción en los Astilleros de Marina No.1 (ASTIMAR No.1) en Tampico y ASTIMAR No.20 en Salina Cruz de por lo menos cuatro patrullas oceánicas clase Oaxaca en el presente sexenio. Pero la actual administración no parece tener intención de invertir en la construcción de buques militares en astilleros mexicanos.   

El hecho de que la SEMAR no construya nuevos barcos no quiere decir que no esté adquiriendo más funciones y responsabilidades:  el mismo 1 de junio se concretó la visión de reintegrar a la Marina Mercante mexicana como una organización de carácter civil, subordinada de la SEMAR.  La Marina Mercante es el ente encargado de la administración de los puertos, así como de la formación de tripulaciones en sus escuelas náuticas para dotar a las embarcaciones que navegan con bandera mexicana, así como a otras.  

Vale la pena anotar que la Marina Mercante formó parte de SEMAR hasta 1977, cuando bajo la administración de López Portillo pasó a ser de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. La intención de este reajuste es que el funcionamiento de los puertos sea más seguro, eficiente y transparente. Desde hace años, se diagnostica una corrupción profunda en la administración de los puertos mexicanos, principalmente propiciada por el crimen organizado.   

Hay que apuntar la diferencia entre el ente político-naval que es la SEMAR y el militar-naval que es la Armada de México, con lo que se busca separar las funciones marítimas civiles de las militares, en la práctica, los directores generales de las 17 Administraciones Portuarias Integrales, desde el 1 de octubre de 2020, son  oficiales navales en situación de retiro. El hecho de que la SEMAR no construya o adquiera barcos, no quiere decir que no esté ocupando más espacios vitales para la seguridad nacional. 

POR ÍÑIGO GUEVARA MOYANO
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA JANE'S EN WASHINGTON, DC
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM

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