DESDE AFUERA

Kamala Harris y su regalo envenenado

La visita de la vicepresidenta de EU responde a la necesidad de Biden para defender su promesa de hacer una política migratoria más abierta

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La visita de la vicepresidenta de EU responde a la necesidad de Biden para defender su promesa de hacer una política migratoria más abierta

Pese a las especulaciones y las opiniones, la actual visita de la vicepresidenta Kamala Harris tiene más que ver con política interna de EEUU, y en alguna medida, el impacto de México que con las preocupaciones de intervencionismo que agitan a muchos.

Hay ciertamente elementos de riesgos previsibles, importantes, derivados de las actuales necesidades estadounidenses en las relaciones con México o Centroamérica, y deben ser considerados muy seriamente. Son cuestiones dictadas por la política interna y vinculadas con percepciones de seguridad nacional estadounidenses.

De entrada, está ciertamente el tema en sí. El de migración es un debate interminable en torno al derecho estadounidense a elegir o no a quien recibe como migrante o como refugiado sobre consideraciones de conveniencia y seguridad, a marcar y defender sus fronteras, y consideraciones de migración sin documentos, humanidad o selectividad racial.

En ese sentido, la visita de Harris responde a la necesidad del todavía nuevo gobierno del presidente Joe Biden para defender su promesa de hacer una política migratoria más abierta que la de su predecesor. El mero anuncio provocó un incremento en el número de personas que se presentó en la frontera con México para pedir asilo o migrar.

Para muchos estadounidenses, la presencia de migrantes indocumentados en el país es una demostración de que necesitan marcar y defender sus fronteras y de que el sistema migratorio está roto. Y bajo cualquier consideración necesitan la ayuda de México.

Una política migratoria abierta, así sea regulada, no gusta a muchos estadounidenses y sus fallos tienen un impacto político. Hoy, los republicanos consideran que es un fracaso temprano del demócrata Biden y ya atacan su fracaso, sobre todo al comparar estadísticas migratorias con las del régimen de Donald Trump

Por eso es un problema político para Biden y un regalo envenenado para Harris, que queda al frente de una tarea de enorme visibilidad, pero en la que pone su propia carrera política en riesgo. La situación es tanto más complicada porque la propuesta de Biden incluye buscar soluciones de largo plazo, con implicaciones de gobernanza, seguridad, violencia, medio ambiente y desarrollo económico.

En ese sentido, pone a prueba la política exterior "de valores" que promueve Biden. Cualesquier negociación implica la necesidad de tratar con gobiernos de los que tienen motivos para desconfiar por problemas que van de corrupción, seguridad y narcotráfico a preocupaciones democráticas, económicas y autoritarismo. 

Para complicar más las cosas las propuestas estadounidenses de solución son a través de ONG, y eso crea fricciones. 

La misión de Harris está motivada por intereses domésticos, pero que en este caso tienen una considerable resonancia, y por tanto riesgos y posibles ventajas que deben ser considerados, para sus interlocutores. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

dza