A medio siglo de que el presidente Richard Nixon declarase la "Guerra contra las drogas" en Estados Unidos, resultaría más fácil hablar de un fracaso que ha puesto a México y Colombia, dos de sus aliados de grado o por fuerza, en una situación por lo menos complicada.
EU ha invertido miles de millones de dólares en la "Guerra contra las drogas", pero sus éxitos y los de sus aliados, parecen temporales y limitados, en el mejor de los casos.
Un brutal análisis de la empresa Eurasia Group señaló que según la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), México es la principal puerta de entrada de hasta 93 por ciento de los estupefacientes que llegan a EU desde Sudamérica, gracias al control que cárteles "asesinos e increíblemente bien armados" que ejercen "en grandes franjas del norte de México".
De hecho, considera que a pesar de éxitos como la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, los cárteles "son tan poderosos como siempre", mientras la cooperación policiaca entre México y Estados Unidos se ha deteriorado durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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"Todo esto ha contribuido al aumento vertiginoso de la tasa de homicidios en México, una de las más altas del mundo. Y ese es un gran problema para López Obrador. Fue electo en 2018 en parte por sus promesas de abordar la violencia, pero hasta ahora su enfoque de ‘abrazos, no balazos’ ha dado más plomo que amor".
En Colombia, anotó, la producción de coca es mayor que en épocas del legendario jefe narcotraficante Pablo Escobar, "y las autoridades colombianas todavía están haciendo redadas récord de cocaína".
Peor aún, la guerra contra las drogas se ha convertido en un obstáculo para la paz en ese país, donde el entrenamiento y apoyo estadounidenses llevaron al acuerdo de paz de 2016, que disolvió a parte de la guerrilla, pero ahora la amenaza está en el incumplimiento gubernamental de promesas de ayudar a los agricultores, en regiones donde los narcotraficantes llenaron el vacío que dejaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En EU, la criminalización del consumo de drogas llevó a una explosión de la población carcelaria y castigó desproporcionadamente a afroestadounidenses y latinos, que enfrentaron más acusaciones y sentencias más duras que los blancos, a pesar de que la incidencia de consumo es similar en los tres grupos raciales. Ahora el presidente Joe Biden promueve una ley que eliminaría las diferencias de castigo para los poseedores de cocaína y crack.
EU, señala el texto de Eurasia, "invierte miles de millones de dólares anualmente en la aplicación de la ley orientada a las drogas. Se realiza un arresto por drogas cada 23 segundos, dicen los activistas. Y las muertes por sobredosis se han más que triplicado en los últimos 20 años en medio de una furiosa crisis de opioides iniciada no por cárteles distantes, sino por compañías farmacéuticas estadounidenses".
¿50 años de qué?
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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