ORBITANDO

Una izquierda que asusta

Hay una corriente política rancia que se aferra al poder y a seguir el ejemplo de Cuba

OPINIÓN

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Israel López Gutiérrez / Orbitando / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos meses parecía que los llamados gobiernos de izquierda estaban de regreso y con nuevos bríos, o al menos en una lucha de estira y afloja para volver a posicionarse en América Latina, pero Nicaragua hace recordar de qué está hecha esa corriente política en la región.

La llegada del delfín de Evo Morales a Bolivia, Luis Arce, dio una bocanada de oxígeno a la izquierda, y todo hace indicar que lo mismo sucederá en Perú con el casi inevitable triunfo electoral de Pedro Castillo, a quien por cierto vinculan con un rebrote del grupo terrorista Sendero Luminoso.

Además, hay una fuerte expectativa de que el izquierdista Gustavo Petro le arrebate el poder a la derecha que enarbola Álvaro Uribe en Colombia; hoy tiene en el gobierno a Iván Duque, quien no las tiene todas consigo y enfrenta un coro creciente para que deje el poder.

Mientras la lucha por el poder en la región vive duras batallas políticas y “democráticas”, hay una izquierda rancia que se aferra con uñas y dientes a mantenerse en el poder y seguir el ejemplo de Cuba, sin sus experiencias ni su solidez, en Venezuela y Nicaragua.

Precisamente, el régimen de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, cumple tres lustros en el poder y lo paradójico es que su popularidad se originó en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, quien dejó el control en 1979.

Apenas siete días necesitó el jefe del Frente Sandinista para aplastar los últimos resquicios de disidencia que quedaban en Nicaragua con 16 arrestos: entre ellos los de los principales líderes de la oposición, como Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga Blandon, Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera, José Adán Aguerri Chamorro y José Pallais.

Uno de los principales argumentos de estas detenciones se sustenta en la ley de Defensa de los Derechos del Pueblo, que penaliza a quienes han realizado protestas que, según el régimen, han menoscabado la independencia, la soberanía y la autodeterminación del país y han incitado a la injerencia extranjera en los asuntos internos. Por cierto, la misma fórmula se utilizó en 2018 para aplastar el anterior brote opositor contra el régimen.

Resulta paradójico que el actual gobierno militar provisional totalitario de Birmania hoy se encuentra juzgando por siete delitos a la líder civil y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, de los cuales destaca la acusación que promovió la injerencia del exterior. Los extremos se juntan.

Cabe hacer hincapié que el 7 de noviembre Nicaragua irá a elecciones y es necesario que el camino esté libre para otra reelección, al puro estilo venezolano o cubano, sin importar quienes, sin duda "esbirros imperialistas", manifiesten extrañeza y falta de condiciones para realizar esos comicios. Hay que estar pendientes de que ese tipo de aires totalitarios no nos alcancen, porque son muy tentadores.     

POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR

ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM

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