COLUMNA INVITADA

A la Putin

La 4T se suma a la lista de países que han puesto barreras legales a las OSC, como dificultar su registro

OPINIÓN

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Lila Abed/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Los autócratas le temen a la sociedad civil. Al ser un ente organizado e independiente del gobierno, la sociedad civil es la antítesis de una autocracia, la cual concentra el poder y la toma de decisiones en una sola figura. Sin embargo, una sociedad civil robusta construye el capital social necesario para sostener a una democracia y es uno de los factores determinantes entre el éxito y el fracaso de esta misma.

Al ser críticos del gobierno, estos mandatarios perciben a las organizaciones de la sociedad civil (OSC) como una constante amenaza a la concentración del poder. Es por ello, que utilizan el músculo del Estado para controlarla, debilitarla y doblarla.

Los ataques en contra de las OSC han aumentado en países con tendencias al autoritarismo y/o que atraviesan por un severo declive democrático. Un número alarmante de gobiernos ha promulgado leyes que obstaculizan su formación, operación y el financiamiento. Defienden estas medidas bajo la noción que las OSC forman parte de conspiraciones extranjeras y de subversión.

Según un reporte del Centro Internacional de Leyes Sin Fines de Lucro (ICNL, por sus siglas en inglés) publicado en 2019, 72 países han presentado o promulgado más de 144 restricciones a la sociedad civil desde 2012. La represión del espacio cívico es un fenómeno global que afecta a países en todas las regiones, como en Etiopía, Bangladesh, Hungría, Bielorrusia, Turquía, Rusia y Bolivia, entre otros.

Hay una variedad de mecanismos que líderes adoptan para disminuir el alcance e influencia de las OSC. Pueden restringir su formación, entorpecer su registro, limitar el derecho de reunión, así como delimitar su capacidad de participar en actividades de promoción, utilizar tecnologías y acceder a programas de desarrollo internacional. Complementan estas herramientas con amenazas, intimidación y hostigamiento. 

Los autócratas destruyen paulatinamente los pesos y contrapesos de un sistema democrático para afianzar su control sobre las distintas ramas del gobierno. Sin embargo, el apoyo extranjero a las OSC, particularmente a las que son críticas del Estado, entorpecen este objetivo. Los países pobres cuentan con menos oportunidades de financiación y, por ende, buscan atraer fondos internacionales. 

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, encontró la mejor manera de limitar las libertades de la sociedad civil: poner trabas legales a las OSC que reciben financiamiento internacional. En diciembre de 2020, promulgó una serie de leyes que exigen que las personas y entidades públicas sean reconocidas como agentes extranjeros si se considera que realizan actividades políticas "en interés de un Estado extranjero” o si reciban fondos del exterior. Penalizar a “enemigos” tanto internamente como en el exterior le ayuda a consolidar el poder. Para Putin, los actores de la sociedad civil son una especie de agentes de Occidente que buscan desestabilizar el gobierno. En pocas palabras, el mandatario ruso dejó un manual para otros autócratas sobre como silenciar a la sociedad civil. 

En México, la 4T se suma a la lista de países que han puesto barreras legales a las OSC, como dificultar su registro e imponiendo nuevos requisitos para donatarias. Lo interesante es que en semanas pasadas el presidente ha tomado una postura más dura en contra de la financiación extranjera que reciben varias organizaciones en el país. Destacó que Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), una asociación civil que se dedica a investigar temas económicos y políticos recibe dinero de Estados Unidos. 

A la Putin, AMLO acusó al Gobierno estadounidense de intervenir en la soberanía nacional mexicana al estar detrás de la financiación de organizaciones civiles a las que considera parte de la oposición. Envió una nota diplomática al Gobierno de Biden pidiendo una explicación sobre el asunto. Parece que AMLO aprendió que, si interrumpe el flujo de fondos del Norte al Sur mediante regulaciones internas, entonces puede asfixiar financieramente a las OSC que están en su contra y así, concentrar aún más el poder en Palacio Nacional. 

POR LILA ABED

POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA

@LILAABED

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