LA ENCERRONA

Cuidar a la niñez

“La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices”. Albert Einstein

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos días fui invitada a un foro para hablar acerca de la inclusión de niñas, niños, adolescentes y jóvenes par el desarrollo nacional, donde aludí a la Convención sobre los Derechos de la Niñez, signada en 1989, en la cual se dota a los niños y niñas del mundo de personalidad jurídica y una visión enmarcada para su goce y disfrute de derechos y libertades, como sujetos y no como objetos que las personas adultas puedan manejar a su antojo.

Sin embargo, la demarcación territorial del Estado mexicano cuenta con 2446 municipios, en los que 620 son indígenas y en 400 de estos se siguen rigiendo por sus propias “leyes”, donde se permite que sigan existiendo prácticas viles y ruines al realizar la compra-venta de niñas y adolescentes, y aunque es sabido que esto pasa frecuentemente en el sureste mexicano, incluso también en muchas partes de Centroamérica, fue en el estado de Guerrero donde se volvió a visibilizar esta actividad, en estas regiones donde apelan a los usos y costumbres para la mercantilización de la niñez.

Los niños y las niñas deben de ser protegidas para que puedan jugar, socializar, ir a la escuela y ser felices en esta etapa de su vida, pero en nuestro país las niñas pueden ser vendidas en un precio de entre 30 y 350 mil pesos y se le "venderá al mejor postor".

Una vez estando con sus nuevos “dueños” estas niñas suelen ser esclavizadas en trabajos domésticos o agrícolas, por el simple hecho de haber sido “adquiridas” y, en ocasiones extremas, pero frecuentes, son violadas por sus “suegros” o “esposos”.

Ante esto, la respuesta de López Obrador demostró una vez más su desdén hacia el tema: “Lamento que esto suceda, es reprobable, nada más que no debe de estigmatizar a las comunidades indígenas, porque en los pueblos indígenas de México hay una gran reserva de valores culturales, morales, espirituales [...]”. La respuesta es en sentido de —sí, ajá, pero pasa en todo el país—.

Así como con las demandas del movimiento feminista cuando las minimiza o invisibiliza diciendo que “son coptadas por los conservadores”, es decir, que —sus exigencias no son reales—. Insensibilidad y desinterés es todo lo que demuestra el inquilino de Palacio Nacional.

No debemos permitir que se sigan realizando estas prácticas que más allá del sistema de usos y costumbres, recaen en una barbarie trasnochada, trata de personas y van en contra de los derechos humanos, de la Constitución y de los acuerdos internacionales.

Las autoridades federales, estatales y municipales tienen que poner este asunto en sus prioridades y no —dejarlo pasar—, aceptarlo o hasta encubrirlo. Nuestra niñez mexicana debe de ser salvaguardada como lo más valioso que tiene el país, son el futuro, pero también son el presente y debemos garantizarles un cambio urgente de esta aberrante realidad.

Basta ya de la indolencia del presidente ante problemáticas tan sensibles y urgentes. Basta ya de una administración cuatroteísta que cada día muestra su inoperancia y su inefectividad. Basta ya de dejar a la niñez, adolescencia y juventud mexicana a la deriva. Basta ya.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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