MALOS MODOS

Por qué tiene que ser campeón el Cruz Azul

Por karma, por alineación astral, o algo parecido, si hay un momento en que La Máquina tiene que llevarse de nuevo el campeonato, es éste

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los presidentes eran todopoderosos: tronaban los dedos y se le cuadraban los diputados, los senadores, no digamos el gabinete entero, y en términos generales los gobernadores del mismo partido, que entonces eran todos. 

Mandaban hacer unas paraestatales gigantescas que costaban carísimas y resultaban entre inútiles y lo que le sigue, aunque servían para darle chamba a la familia. 

No terminaban de pelearse con los gringos, pero les mandaban puyazos (exigían firme aunque respetuosamente, pues) con una retórica soberanista bastante teatral, como si estuvieran posando para una estatua ecuestre en plan “El supremo líder encabeza al pueblo en su marcha hacia la victoria”, y de vez en cuando, mandaban una carantoña o una invitación a algún tiranuelo que calificara como de izquierdas, en parte por convicción y en parte por joder a los vecinos de arriba. Desde luego, eran presidentes obsesionados con los medios, particularmente con los periódicos. Se usaban mucho la guayabera y los vestidos bordados por manos artesanas e indígenas. ¿Recepciones oficiales, fiestas patrias, inauguraciones? 

Que el agua de jamaica, que el tamal, que los sarapes y el cempasúchil de temporada en la mesa. Nada de elementos extranjerizantes y fifís como la champaña o el caviar, con todo y que entonces éste era un monopolio estatal soviético que en consecuencia podía pasar por bueno, igual que eran bienvenidos un purito cubano o un panda generosamente donado por China

Avanzada la década, la economía se empezó a llevar en Los Pinos, el Palacio Nacional de la época, y el presidente en turno, López, empezó a hacerse fotos y videos mientras practicaba el deporte (aunque es cierto que lo suyo, lo suyo, no era el beis, mucho más relajado en términos de tono muscular que el boxeo o la esgrima, sus pasiones). 

Fue el mismo presidente al que se le fueron las cabras al monte con el petróleo, que llevó al país a una crisis cercana a la bancarrota, desde luego con una diferencia importante: ese petróleo sí existía. 

Abundaban las inauguraciones con banda militar, las representaciones del 5 de mayo con soldados de levita y franceses embayonetados, los desfiles con carro alegórico del Pípila. Había inflación y desabasto, mientras el gobierno hablaba de golpes de Estado inverosímiles. 

El aeropuerto estaba igualito, con sus baños sucios y sus tiendas de cacahuate garapiñado y canastas de fruta escarchada.

Ese contexto, el de los 70, con su nacionalismo autoritario, y —como todos los nacionalismos—, cursilón, fue en el que el Cruz Azul se hizo el equipo tantas veces campeón que convirtió a incontables niños, como yo, en aficionados. 

Perdonarán que ceda al pensamiento mágico, pero, por karma, por alineación astral, o algo parecido, si hay un momento en que La Máquina tiene que llevarse de nuevo el campeonato, es éste.

POR JULIO PATÁN

JULIOPATAN0909@GMAIL.COM 

@JULIOPATAN09

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