COLUMNA INVITADA

De la Garza se sube al ring del 2024

Por lo tanto, no es cosa menor que el candidato priista denunciara ante esta instancia al Presidente mexicano, que no sólo ya aceptó que interviene en la elección, sino que con ello está confesando delitos electorales graves, que podrían ser determinantes en el resultado de los comicios

OPINIÓN

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Asael Nuche / Columna Invitada / El Heraldo de México Créditos: Especial

En un contexto en donde ningún político opositor ha querido hacer frente a la procacidad y monopolio mediático del presidente López Obrador, pareciera que el proceso electoral ve surgir por fin, desde la política local, a un opositor con la capacidad de eclipsar al Presidente y convertirse en su némesis; un adversario que no se acobardó frente a la constante intimidación y difamación recibidas por el Ejecutivo federal, con la clara intención de cambiar indebidamente la balanza a favor de la candidata de su partido. 

Adrián de la Garza, respondió al Presidente de una manera magistral. Frente al silencio sepulcral de la autoridad electoral, y ante la clara intromisión presidencial en el proceso electoral de Nuevo León, De la Garza fue un paso adelante y presentó una queja ante la Organización de Estados Americanos, de la que el Estado mexicano forma parte desde el 5 de mayo de 1948, quedando obligado desde entonces a garantizar elecciones limpias y democráticas.  

Por lo tanto, no es cosa menor que el candidato priista denunciara ante esta instancia al Presidente mexicano, que no sólo ya aceptó que interviene en la elección, sino que con ello está confesando delitos electorales graves, que podrían ser determinantes en el resultado de los comicios. 

Pero ¿Por qué la obsesión de AMLO con De la Garza? Porque ha sido el único candidato que le ha respondido de tú a tú, por su osadía de exhibir los vínculos de la candidata de Morena, Clara Luz Flores, con el líder de una red de trata y esclavitud sexual de mujeres y por mentirle a los neoloneses. Debido a eso, Adrián de la Garza se puso en la mira del Presidente, por repartir tarjetas con las cuales busca el apoyo del electorado, tal como lo han hecho candidatos de otros partidos, incluyendo los de Morena.  

Sin embargo, con su intento de descarrilar la elección en Nuevo León, López Obrador cometió un grave error —el mismo error de Fox al promover el desafuero del oriundo de Tabasco en 2004— pues ya metió en el horno a quien puede encabezar a la oposición rumbo a presidencia en 2024.  

El intento del Presidente por enjuiciar a De la Garza puede catapultarlo políticamente, no sólo al cerro de la silla, sino quizá rumbo a la silla presidencial en 2024, pues el candidato priísta reaccionó de inmediato, y denunció ser víctima de un acto de persecución política desde Palacio Nacional. Al Presidente no le preocupa que De la Garza le arrebate Nuevo León, su temor es que pueda convertirse en un presidenciable competitivo que trunque su obsesión callista de continuidad transexenal, desesperado por el desmoronamiento de sus delfines tras la catástrofe ocurrida en la línea 12 del Metro.  

POR ASAEL NUCHE
DIRECTOR DE RIESGOS DE ETELLEKT

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