COLUMNA INVITADA

Política pública en seguridad ciudadana, la gran ausente en las campañas electorales

A menos de un mes de las elecciones más grandes en la historia de México, brillan por su ausencia, salvo contadas excepciones, propuestas a la altura de las máximas aspiraciones de una sociedad democrática

OPINIÓN

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Manelich Castilla Craviotto / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

A menos de un mes de las elecciones más grandes en la historia de México, brillan por su ausencia, salvo contadas excepciones, propuestas a la altura de las máximas aspiraciones de una sociedad democrática. El lugar reservado a las ideas y planteamientos de política pública para mejorar el ámbito municipal, estatal y federal, ha sido sustituido por soeces cortos publicitarios propios de la sociedad líquida y la fugacidad de estos tiempos.

No imagino a ninguno de los grandes personajes de la Historia universal o nacional -citados con frecuencia en los discursos de aspirantes a posiciones de poder- prestándose a montar coreografías infames o participando de spots sin propuesta, salvo la de posicionar sus nombres.

El sitio que ocupa la seguridad en las preocupaciones de los mexicanos, incluso por encima del desempleo y la salud según el INEGI, no se refleja en las propuestas de campaña que hemos presenciado estas semanas. Pocos candidatos han merecido atención por sus planteamientos en la materia.

¿Qué le depara a un país en el que sus aspirantes a gobernar eliminan de su agenda la política pública en materia de seguridad ciudadana y en su lugar apuestan a la ocurrencia?

Hablar de problemas de seguridad durante las campañas, no es igual hacer propuestas para resolver los desafíos que esta función entraña. Es, en cambio, rodear innecesariamente el camino hacia sus soluciones.

Proponer política pública se torna un verdadero desafío para quienes tienen una visión “adanista”, pues parten de la creencia de que todo debe reinventarse. Ese es parte del fracaso en materia de seguridad.

Quienes aspiren a gobernar o representar a la ciudadanía, están también obligados a estudiar. Más sencillo es replicar lo que funciona que improvisar por razones de complacencia y oportunismo político las tareas inherentes a una buena función de seguridad. Ejemplos dignos de multiplicarse existen y es obligación de un buen gobernante conocerlos.

Inteligencia, capacidades de investigación, proximidad y uso de tecnología debieran estar presentes en toda propuesta en la materia. Hasta hoy, pareciera que irremediablemente nos dirigimos una elección que ahondará más las asimetrías existentes y, con ello, a la oportunidad de imponer condiciones en lugares con presencia de una criminalidad empoderada y violenta.

Los vacíos se llenan, y en materia de seguridad sería lamentable que ante la inexistencia de políticas públicas alineadas a las escasas mejores prácticas que existen hoy en día, sean ocupados dichos espacios por intereses mezquinos y oscuros, contrarios a los intereses de la ciudadanía y en detrimento de la fortaleza del Estado Mexicano.

Urge que las y los candidatos recapaciten sobre la necesidad de hacer planteamientos serios en materia de seguridad ciudadana. Tienen tiempo. Ojalá no lo malgasten haciendo tik toks o spots con tintes de sketches.

POR MANELICH CASTILLA CRAVIOTO
COLABORADOR
@MANELICHCC

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