PASIÓN POR CORRER

Y volveremos a caminar…

La lucha contra el cambio climático y esta nueva normalidad nos retorna a las bases de la supervivencia humana en un entorno que se vuelve cada día más difícil

OPINIÓN

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Rossana Ayala/ Pasión por correr/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Viendo los pobres y magros resultados de la Cumbre Climática Mundial que se llevó a cabo la semana pasada, justo el Día de la Madre Tierra, en donde los líderes mundiales apenas esbozaron compromisos vagos y faltaron las acciones concretas, definitivamente los seres humanos debemos empezar a prepararnos para un clima y fenómenos naturales cada vez más agresivos y adversos.

La mayoría de los científicos han hecho proyecciones que indican que si seguimos con el mismo nivel de emisiones de dióxido de carbono que se tienen en la actualidad y no hay una disminución real en los próximos años, para 2030 los efectos del calentamiento global serán cada vez más fuertes y amenazan la presencia de seres humanos en algunas partes del plantea. Inundaciones cada vez más grandes, huracanes más fuertes, nevadas más intensas, incendios por olas de calor y sequías, además del crecimiento del nivel de los mares que desaparecería zonas costeras enteras en varios continentes.

No se trata de ser catastrofistas, pero definitivamente tenemos que empezar a ser realistas; en casi 20 años, desde que se empezó a hablar del cambio climático, los avances han sido pocos o nulos en la mayoría de los países, incluidas las superpotencias. Aún con la cumbre organizada por Biden, que terminó siendo una buena intención, pero mucho más política que ambiental, el horizonte no se ve claro para un plan real, efectivo y urgente para revertir los efectos del calentamiento global.

Entonces es momento de empezar a plantearnos acciones y escenarios sobre qué tenemos que hacer como sociedades y como especie, más allá de los políticos y gobernantes. Adaptarnos, cambiar nuestros estilos de vida, y entender que las acciones y decisiones individuales y familiares son tan importantes como las colectivas. Y prepararnos también para situaciones de climas más extremos y difíciles. Lo que ahora es materia de ciencia ficción, de ver a los seres humanos que retornan a formas de vida más naturales y primitivas, obligados por un cataclismo, en algún momento puede volverse una realidad si continuamos por la misma ruta que llevamos.

Si tuviéramos que reinventar nuestras formas de vivir y habitar nuestro planeta, uno de los temas más apremiantes es el de la contaminación que genera la movilidad humana, y aunque el mundo comienza a emigrar a hacia energías más limpias y dejar atrás los combustibles fósiles, en algún punto también tendremos que plantearnos volver a formas de transportarnos y movernos más naturales y menos contaminantes. Medios como la bicicleta hoy empiezan a volver a ser vistos como la opción que fueron antes del reinado de los automóviles, movidos por combustibles derivados del petróleo.

Y en esa necesidad o condición de sobrevivencia que enfrentaremos los seres humanos, paradójicamente volveremos a hacer muchas de las cosas que en el pasado se hacían y muchos de los hábitos de subsistencia y consumo, como una forma de adaptarnos a las que pueden ser nuestras nuevas realidades. Y sé que suena romántico o tonto, pero en ese retornar a lo que abandonamos en el pasado, volver a caminar, a correr, como formas naturales de movilidad humana, serán tal vez no sólo un gusto, un deporte o un tema de salud, sino también una forma de adaptarnos y sobrevivir en un entorno que se vuelva más díficil y hostil para los humanos.

La especie humana hizo del movimiento y la migración su principal forma de adaptación. Nos volvimos nómadas para encontrar los mejores lugares para vivir y desarrollarnos como especie, y para ello los homo sapiens tuvieron que desarrollar la capacidad de caminar grandes distancias. Aprendimos luego a correr y a cazar para sobrevivir y alimentarnos. Pero luego, en algún punto de nuestra evolución y desarrollo, decidimos que había que evitar el esfuerzo físico y comenzamos a desarrollar medios de transporte que nos permitieran movernos más rápido y con menor esfuerzo, pero esos mismos medios y la tecnología que creamos para nuestra mejor movilidad, se volvieron no sólo en nuestra contra, sino también en una amenaza para el planeta.

Dice Jorge Dextler, en su canción Movimiento, que los humanos “somos una especie en viaje… Nunca estamos quietos… No tenemos pertenencias sino equipaje”, y tal vez en un futuro no muy lejano, cuando las condiciones de supervivencia nos obliguen, volveremos a caminar y a correr, no como un gusto, sino como una forma de sobrevivencia y de adaptación a nuestra nueva vida en el planeta.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1

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