CRUZ Y GAMA

El estado más grande, en la elección más grande

De sus poco más de 10 millones de electores, la mitad no son oriundos, aunque ya ciudadanos, del Estado de México

OPINIÓN

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Hugo Corzo / Cruz y Gama / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Históricamente, el Estado de México ha tenido un peso específico en la vida económica, social, cultural, deportiva y política de la nación.

En cada proceso, carga con el mote de ser “el laboratorio electoral del país”, no sólo por su impacto en todas esas áreas, sino porque reproduce prácticamente todo el mosaico de expresiones partidistas, dinámicas políticas, consumos culturales y actividades económicas en México, por mencionar solo algunas piezas del menú.

Y en ésta, la denominada elección más grande de nuestra historia, el estado más poblado (tiene más de 16.1 millones de habitantes) y con el padrón electoral más numeroso del país (con casi el 14% de los potenciales votantes) no es la excepción.

Esta entidad es cuna del priismo más original, de cepa, y que continúa vivo; casi la mitad de sus municipios y la mayoría de su población, así como el Congreso local, los ocupa la izquierda morenista, y el resto de los partidos de oposición tienen juego en diversos gobiernos locales y posiciones en la Cámara mexiquense. Prácticamente todas las expresiones partidistas nacionales tienen participación aquí.

Una versatilidad que seguramente nace del hecho de que uno de cada tres mexiquenses (más de 5.3 millones) tienen su origen en algún otro estado del país. De sus poco más de 10 millones de electores, la mitad no son oriundos, aunque ya ciudadanos, del Estado de México. Un auténtico mosaico.

Es una tierra que sintetiza al país: de extensas zonas de cultivo y urbanas; parques industriales y tecnológicos; regiones turísticas con todos los tipos de bosque y áreas naturales existentes en el país, salvo playas, las cuales tuvo en algún momento, cuando sus límites se extendían hasta lo que hoy es Guerrero.

Tiene regiones de bonanza y marginales; modernas y bucólicas. Por eso, sus fuerzas políticas, los personajes que de ellas emanan y sus procesos electorales tienen impacto y proyección nacionales.

PRIISMO DE ARRAIGO

Tener, a diferencia de sus antecesores, diversos factores y situaciones cuesta arriba han crecido al Gobierno estatal, de extracción priista desde que se creó esta entidad, que no ha conocido alternancia.

Alfredo Del Mazo Maza, heredero de la más arraigada tradición tricolor, asumió apenas unos días antes del terremoto del 19 de septiembre 2017. Como alegoría anticipada de lo que ha sido su gobierno, inició su trabajo: literalmente, con la reconstrucción de su estado. Lo que le ha llevado a reconstruir la dinámica entera.

Rehizo la convivencia con el Congreso local, hoy que convive con una Cámara de Diputados controlada por una mayoría de Morena, con la que ha sabido transigir y mantener rumbo. Para muestra, ha conseguido la aprobación de sus presupuestos, casi íntegros, desde que la izquierda lidera el recinto legislativo.

Sin la figura del PRI en el gobierno federal, a Del Mazo le tocó rehacer también esos lazos.

Su coordinación con la 4T, desde su camiseta tricolor, es ensalzada por esos dirigentes: el Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha escatimado en elogiar su compromiso para reconstruir la política social, y con la jefa de Gobierno de la ciudad de México, Claudia Shienbaum, ha mantenido coordinación en todos los trabajos de la megalópoli.

En la andanza, le ha acompañado los últimos ocho meses un nuevo secretario de Gobierno, que en realidad es un político con más experiencia que este tramo: Ernesto Nemer, mimbro también del grupo nuclear más poderoso del priismo mexiquense y nacional.

Nemer ha entrelazado la doctrina del gobierno priista con las formas y estilos de gobierno de 104 ayuntamientos de partidos de oposición, 56 de ellos, particularmente, de Morena. El trabajo, hasta ahora, ha mantenido gobernabilidad, control del magisterio, diálogo con los diputados federales mexiquenses (de todos los partidos), con las secretarías de Estado y la delegación estatal de la 4T. Tejiendo fino, pues los priistas mexiquenses saben que de ellos depende, principalmente, la sobrevivencia de ese partido en el país.

Una de las personas que más claro tiene ello y más trabajo ha realizado para tal fin es la diputada Ana Lilia Herrera. Ya fue alcaldesa de Metepec, senadora, secretaria de Educación y dirigente estatal del partido, entre otros empeños. Ella, quien podría estar sentada en el Olimpo tricolor, salió en esta elección a hacer campaña, pie-tierra, para aportar a la reconstrucción del paradigma Revolucionario Institucional.

Como en la mesa de lotería de la feria de Atlacomulco, todos ponen. Y donde el esfuerzo tricolor por sí solo no baste, se sumará por primera vez a una franquicia a la que eternamente se enfrentó.

REPINTAR DE AZUL

En los años 90, el PAN fue el principal protagonista de la Oposición, y hoy, en la marejada guinda de morena, la marca busca volver a establecer el llamado corredor azul en el norponiente de la zona conurbada.

Para ello, en 74 municipios echará mano de una alianza inédita con el PRI y con el PRD, donde los tres partidos sumaron más votos que los que obtuvo Morena, el PT y Nueva Alianza en la pasada elección similar.

Uno de los principales pivotes de este consorcio de partidos fue Enrique Vargas, alcalde con licencia de Huixquilucan y quien busca llegar al Congreso local a liderar la bancada panista, lo cual lo dejará en la línea de salida para encabezar, eventualmente, una coalición para competir por la gubernatura.

EL TSUNAMI

Con prácticamente la mitad de la población gobernada en los 56 ayuntamientos que controla, Morena se alista en esta elección local para ir por el Palacio de Gobierno de Toluca.

El partido del Presidente tiene confianza en que repetirá su mayoría en la Cámara local y en crecer la cantidad de ayuntamientos; pero el objetivo a mediano plazo es preparar el terreno para quien acuda a la campaña del 2023.

Morena confía tener controlado el resultado del próximo 6 de junio, pues su verdadera elección –la cual llevaron al límite– fue la selección interna de candidatos, donde hubo una refriega casi fratricida. No es para menos: los próximos dirigentes de la Cámara local y de los ayuntamientos grandes son naturales precandidatos para uno de los gobiernos de mayor peso en el país.

En otras palabras: el Edomex es un estado desde el cual se puede controlar una elección federal por el tamaño de su padrón; se puede tener jugada en los destinos de la economía, al ser el tercero en aportar más riqueza al país (14% del PIB); se puede tener exposición en la política nacional, al reproducir y sintetizar todos los microclimas sociales de México.

Y en 41 días, el mapa geopolítico se podrá mover.

Por HUGO CORZO
HUGO.CORZO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@HUGO_CORZO

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