En momentos de cambio, todo vale. Se agitan las aguas y se llega a perder la dirección, el ritmo y también el modo. Se argumenta sin fundamentos, se ofrece lo que no se puede dar, se pide sin filtro y se espera con más ilusión que realidad, se pueden romper acuerdos y hacer nuevos sobre la marcha, se superan los límites y se puede mentir. Pero, sobre todo no se dice lo que realmente se piensa y cree y lo que se dice no necesariamente se tiene que hacer o cumplir. Todo vale en aguas turbulentas, el cambio y el discurso ayudan a encubrir los resultados y las acciones.
POR SALVADOR CERÓN
ECONOMISTA
@ACCRESPONSABLE
dza