“Añorar el pasado es correr tras el viento”.
—Proverbio ruso.
Desde que estaba en campaña en 2018, López Obrador, arremetía en contra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México aludiendo al despilfarro en los costes y a que iba en contra del cuidado del medio ambiente de la zona del otrora Lago de Texcoco. Al ganar las elecciones, pero sin aún tomar posesión, lo primero que mencionó fue llevar a cabo esta decisión y se interrumpieron los trabajos de aquel aeropuerto, echando para atrás contratos ya firmados, lo que trajo varias denuncias al gobierno mexicano y dejando ese proyecto como obra negra. Todo esto por el capricho de hacer un nuevo aeropuerto en la zona de Santa Lucía.
Lo anterior es historia y ahora el llamado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en Santa Lucía, Estado de México, tiene un avance de más del 40 % y costará en su totalidad 75 mil MDP, esto según los datos del Gobierno de México y del presidente, quien además dice que “gracias a las buenas decisiones, se estará ahorrando 225 mil millones de pesos, porque también seguirá funcionando el aeropuerto actual de la Ciudad de México”. A todas luces es -de nuevo- un artilugio lleno de “otros datos”, puesto que en la realidad no sabemos de dónde proviene este mencionado ahorro, ni siquiera se sabe a ciencia cierta el porcentaje de avance en la obra y el presupuesto asignado también ha sufrido modificaciones.
Recientemente hemos visto que “se filtró” el que sería el logotipo oficial de este aeropuerto, donde se puede ver al fondo las letras que forman el acrónimo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), un avión despegando, una torre de control sustituyendo a la letra “I”, una pista de despegue y, aunque usted no lo crea, un mamut. Sí, un mamut. Según dicen que fue porque en el proceso de construcción del recinto aeroportuario se encontraron restos de estos animales que habitaron ahí hace más de 10 o 20 mil años, pero a estas alturas de la 4T ya no sabemos qué pensar.
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Ante este “proyecto de imagen” del AIFA, en las redes sociales no se hizo esperar las reacciones de propios y extraños, señalando el poco profesionalismo en el diseño y concreción del logotipo, señalando que estuvo hecho por alguien que no tiene conocimiento en el diseño gráfico ni en programas computacionales de diseño, esto fue dicho por cientos de personas, quienes hicieron -viral- sus críticas. El problema de fondo no es un mal o feo diseño, incluso tampoco lo es, que aparezca un mamut, la problemática real es que en este gobierno los proyectos parecen que se hacen “sobre las rodillas”, sin estudios previos, sin los conocimientos necesarios y sin escuchar a los especialistas y expertos en la materia.
Así, entre mamuts, aeropuertos que no satisfarán las necesidades de los usuarios; trenes mayas que depredan los vestigios de aquella civilización y el medio ambiente; refinerías para un mundo donde tendría que virar a energías limpias, entre otros ejemplos, la llamada Cuarta Transformación, pareciera que se aferra en vivir en una realidad trasnochada. Pareciera que este gobierno nos quiere transportar a los tiempos de mamuts, combustibles fósiles y trenes de vapor. Pareciera que la 4T quiere a México anquilosado en el pasado.
POR ADRIANA SARUR
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avh