COLUMNA INVITADA

Rebelión en la granja

Una parte de la burocracia del partido Movimiento Regeneración Nacional avasalló y destruyó al naciente movimiento. No hay reversa

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con cariño para los millenials
Hoy, el país se levanta políticamente incendiado. En dos tercios de los estados existe ya una crisis, provocada por las decisiones y la imposición de un analfabeta político. Suenan celulares, mensajes van y vienen, amenazas sociales y el semáforo de riesgos en rojo. Una parte de la burocracia de Morena avasalló y destruyó al naciente movimiento. No hay reversa.

En Hidalgo, el senador Julio Menchaca acusa un despropósito absoluto de la burocracia política que toma decisiones a ciegas en las candidaturas de Morena. El grupo universidad encabezado por Gerardo Sosa, hoy recluido en un penal de alta seguridad por delitos de delincuencia organizada y con cuentas de la UAEH aún congeladas por la UIF, se llevó prácticamente todas las candidaturas a diputados federales.

En las dos Baja Californias hay rompimientos severos, lo mismo que en Nuevo León, Aguascalientes, Estado de México, Jalisco con la exclusión de Claudia Delgadillo y la imposición del monumento a la corrupción de Carlos Lomelín, al poniente de la Ciudad de México una total rebelión de las bases sociales, solo por dar un ejemplo. Claro, la hacen con miedo a la represión que caracteriza a Andrés Manuel López Obrador.

Por otra parte, en los órganos del estado mexicano demandan que el Presidente de la República se involucre para contener lo que Mario Delgado ha provocado: una ruptura social. Aunque es obvio que sólo es un subordinado, por cierto, muy deficiente. Pocos políticos han sido tan privilegiados como el actual presidente de Morena (Secretario de Finanzas y Educación en CDMX, precandidato a Jefe de Gobierno, senador, diputado federal y hoy Presidente de su actual partido), y en todos ha dejado evidencia de su falta de capacidad y excesiva torpeza política. Es un ser a-político.

Profundamente dañino, que hasta a su jefe le quedará mal. Mario Delgado todo lo que toca lo destruye, justo lo opuesto al rey Midas. Para muestra recordemos la línea 12 del Metro. Pero no sólo porque no sabe de política, sino porque simplemente el fracaso siempre le acompaña.

Hoy lo único que tenía que hacer era ayudarle a su jefe Marcelo Ebrard ante la carencia de cuadros a construir partido e incorporar a políticos por todo el país para mostrar apertura y sofisticación (de lo que carece Morena), pero hizo justo lo contrario. Perfeccionaron todo lo que tanto critican de los sexenios pasados  y además lo ejecutan de manera burda y obscena. Mentiras,  manipulación, daño, ofensas.

Para describirlo sólo se me ocurre la Rebelión en la Granja de George Orwell, que parece ser el guión que Andrés Manuel López Obrador sigue al pie de la letra y que terminará tal cual, en una especie de carnicería política, mientras, en el camino se están dando una vida de lujos y excesos bajo su hipócrita manto moral de un "gobierno del pueblo".

Porque los cerdos que en la sátira política del socialismo convertido en comunismo juegan un rol especial, hoy lo cumplen a cabalidad unos personajes especiales. Ya modificaron los siete mandamientos y rompieron los equilibrios. Andy y José Ramón (los hijos de AMLO) están decidiendo las candidaturas a diputados federales en gran parte del país, (como consiglieri funge Julio Scherer, como ejecutor Mario Delgado), en otras Ebrard y Delgado se amafian, Monreal cauteloso incide en algunas posiciones.

Es hoy o nunca, piensan. Percibiendo que no podrán ganar por la buena entonces arrebatan, peores a lo más oscuro del PRI. Piensan que no recordamos ni tenemos presente lo que Camacho Solís le enseñó a Marcelo Ebrard.

López Obrador se las da de historiador, filósofo, sociólogo y político de peso entero, la realidad es que más temprano que tarde va a terminar convertido en una patética mofa. Porque el poder y el ejercicio de éste tienen límites, resortes, contrapesos y balance. Ya antes habían mostrado los dientes, pero hoy se desnudan de cuerpo entero. Es probable que le alcance para la elección del 2021, pero si leyera un poco más sabría que la historia no termina ahí, y que la condición humana abordada desde la corrupción es un espejo en el que se debe mirar. La historia de Orwell tiene un final, y se los anticipo, no es feliz.

Sin duda no hay mejor enseñanza que los clásicos, a los millenials principalmente, les recomiendo analizar esta demoledora fábula ya que a ellos les corresponderá resolver el tiradero de país que nos van a dejar.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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