DESDE AFUERA

Una mala idea

Las tendencias a condenar formas distintas de pensar no son algo nuevo. Es la manera clásica de defender el status quo, o al gobierno en turno

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Más y más, como otros países del mundo, México es una nación con una sociedad polarizada, donde el volumen y la emocionalidad del debate político parecen cancelar la lógica y el sentido común.

Cierto que las tendencias a condenar por formas distintas de pensar no son algo nuevo. Es la manera clásica de defender el status quo, al gobierno en turno o sostener una ocupación militar. O de aterrorizar a la oposición sea por delitos de "lesa majestad" —faltar al respeto al rey o emperador, encarnación divina del Estado—, de creencias diabólicas, de subversión o de "traición a la patria".

Pueden recordarse las guerras religiosas, igual entre grupos de creencias distintas —como musulmanes y cristianos, musulmanes y judíos, o musulmanes e hindúes, por ejemplo— que entre aquellos que como protestantes y católicos, o chiitas y sunitas tienen la misma religión, pero diferencias doctrinarias.

Y esos son los que vienen a la mente de forma inmediata. Probablemente hay muchos más.

Se recuerda a la Santa Inquisición como el instrumento de terror favorito en el viejo Imperio español para convencer de sus errores a protestantes y judíos. O la "Noche de San Bartolomé" en la Francia del siglo XVI y los "pogroms" antijudíos en la Rusia zarista no estuvieron a la zaga.

La idea de penalizar la forma de pensar no es nueva, ni en México ni en el mundo. Y nunca ha sido buena.

Entre 1950 y 1956, Estados Unidos vivió lo que los historiadores llaman "la amenaza roja", caracterizada por acusaciones públicas, listas negras y llamados de boicot contra personas consideradas como "comunistas".

Encabezado por el senador Joe McCarthy, un comité legislativo buscó localizar y extirpar "tendencias" comunistas en el gobierno y la sociedad estadounidenses.

Pero fue más bien una "cacería de brujas" llena más de insinuaciones que de hechos. El estilo fue perfeccionado por el asesor legal de McCarthy, Roy Cohn, que lo enseñó después a otro personaje: Donald Trump.

A su vez, la Unión Soviética y sus aliados, incluso China Popular, mantenían un enorme aparato represor y de espionaje interno con reputación, real o ficticia, pero útil de una cruel eficiencia.

Todo eso para reprimir ideologías distintas o disidencia.

Las formas son distintas, pero la intención es similar en países con divisiones políticas, como México, donde un artículo en que el historiador Enrique Krauze sugirió que el presidente estadounidense Joe Biden persuadiera al presidente Andrés Manuel López Obrador en algunos temas.

Casi de inmediato, comenzó a circular una carta con demandas de enjuiciar a Krauze por "traición a la patria".

Y si la posición de Krauze está fuera de lugar, la propuesta de demanda de juicio es definitivamente una mala idea. Como la Inquisición, el macartismo o la KGB...

Por JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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