COLUMNA INVITADA

La energía y el empleo

Mientras el país atraviesa la peor crisis de empleo de los últimos años, el gobierno antagoniza a las principales fuentes de trabajo

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El empleo y la energía parecieran ser dos fenómenos que no tienen nada que ver el uno con el otro, pero están intrínsecamente ligados. Por una parte, el empleo está aún muy lejos de recuperarse. Entre febrero de 2020 y febrero del presente año, se han perdido 676,589 empleos formales, una caída de 3.3%. Por otra parte, el gobierno actual ha emprendido una ofensiva contra la participación privada en el sector energético donde, desde su perspectiva, esta creciente participación es en detrimento de los intereses de la nación, por lo que ha buscado acotarla con la aprobación de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica.

En los últimos días, el presidente ha decidido incluir en esta disputa a tres de los grandes grupos empresariales mexicanos: FEEMSA, Walmex y Bimbo. A su manera de ver las cosas, es una aberración que estas empresas, con el afán de ganar dinero como todas las empresas del mundo, intenten optimizar costos adquiriendo la energía más barata a su disposición. Por esto han invertido en tener su propia capacidad de generación o pagan a otros generadores por la energía más barata posible. A CFE le pagan por la transmisión porque este sigue siendo un monopolio estatal, y en este caso el presidente podría tener razón, hay que revisar las tarifas de porteo. Pero esto ni siquiera tiene que ver con la Reforma Energética de 2013, viene de mucho antes. Pero lo enigmático de este embate esta en otro lado.

Estas tres empresas representan aproximadamente el 3.5% de los empleos formales en México.

De acuerdo con Expansión son tres de los cuatro empleadores más grandes de México - FEMSA es el primero con 314 mil empleados, Walmex el segundo con 238 mil, y Bimbo el cuarto con 133 mil empleados (el tercero es América Móvil). Lo enigmático es que, mientras el país atraviesa la peor crisis de empleo de lo últimos años, el gobierno decide antagonizar a las principales fuentes de empleo. Quizá no son los mejores empleos posibles, pero son mejores que el desempleo o la informalidad.

Por otro lado, la reforma no solo está afectando a grandes empresas y cifras macroeconómicas, sino que también está dejando desperdiciado capital humano en el camino. Hace algunos años parecía que en México habría un boom del energético lo que llevó a miles de jóvenes a preparase para estos empleos. El mismo gobierno, a través de las becas CONACYT-SENER para Sustentabilidad Energética, pagó por la formación de este capital humano. Entre 2015 y 2018, se otorgaron más de tres mil becas para que jóvenes con talento obtuvieran posgrados en las mejores universidades del mundo con especializaciones en energía. Hoy, los trabajos para los que se prepararon ya no existen ni existirán. Es capital humano en el que invirtió el Estado mexicano que, por lo menos durante algunos años, será desperdiciado.

Para que tengamos una recuperación económica que se traduzca en empleos, necesitamos ver al sector privado como un aliado. Al mismo tiempo necesitamos aprovechar al máximo el capital humano del país. Hoy el gobierno parece estar haciendo todo lo contrario.

Por JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

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