TRES EN RAYA

Vacunas tibias, pocas y, además, olvidadas

La propaganda partidista brilla a todo lo que da. Se ha olvidado que las vacunas las pagamos todos los mexicanos a través de nuestros impuestos

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Con casi 200,000 muertos (cifras oficiales) y al año de que llegó a nuestro país el virus, la vacunación va a un ritmo muy lento. De continuar así, tal vez para el 2023 se termine de vacunar a toda la población. Ya, para ese momento, se habrá requerido al menos un refuerzo anual adicional...

Debería procurarse un proceso de vacunación raudo y expedito. Pero en México, la necedad de realizar la vacunación solo a través de la administración central, y no hacerlo ni con la alianza federalista ni a través de los sistemas y estructuras de salud nacional y estatales, ha contribuido a aletargar toda la campaña.

A ello se agregan las prioridades de la 4T. El personal hospitalario aún no está vacunado en su totalidad, mientras que los siervos de la nación —quienes de forma descarada discriminan en los turnos para inoculación de acuerdo con sus resentimientos— está resultando el grupo más beneficiado.

La propaganda partidista brilla a todo lo que da. Se ha olvidado que las vacunas las pagamos todos los mexicanos a través de nuestros impuestos, por ende es obligación del Estado proveerlas y NO es una concesión o gracia otorgada por la administración en turno, aunque ese sea el mantra con el que se presentan los esfuerzos de vacunación por parte de la Cuarta Transformación.

Muestra del desaseo es la logística. El traslado de las dosis por parte de las brigadas ‘correcaminos’ hace suponer más una caricatura que un evento de la envergadura que implica vacunar a la mayor parte de la población. En el mismo sentido, el hacer que el resguardo y eventos de inoculación recaigan en los siervos de la nación, los cuales han logrado ya pifias monumentales, evidencia el tamaño del sinsentido.

Simplemente que se rompa la cadena de frío en el manejo del producto, pone en riesgo a los futuros vacunados, más allá de que ahora se diga que las vacunas “tibias” no hacen daño. Y es que suponiendo que eso fuera cierto, nada garantiza que las vacunas sigan siendo efectivas y que cumplan su cometido.

López Obrador dijo ayer que lo anterior es mentira, que ya se aplicaron las vacunas que estaban detenidas, que el dicho de las entidades federativas era falso y que las argumentaciones se lanzan para difamar a su gobierno. Una vez más, el presidente convierte un asunto de interés nacional en una ofensa personal. Lo fundamental es la vida de los mexicanos y su obligación como primer mandatario es velar por la salud de todos.

Pero la verdad es otra. No solo no llegaron frías diversas dosis anti covid a algunos de los estados d el República, sino que fueron detenidas en el Aeropuerto de la Ciudad de México durante 5 días y no hay pruebas de que ahí se hayan resguardado conforme a los requisitos estipulados por las farmacéuticas y la OMS. En esa misma tesitura, las vacunas chinas (SinoVac) que han probado ser óptimas para menores de 45 años, en nuestro país se usarán para inocular a la gente de la tercera edad. Pareciera que la apuesta es no proteger la salud de los mexicanos y solo aparentar cumplir con este segmento y con un calendario irrealizable.

Mientras Hugo López-Gatell se pasea por la colonia Condesa infectado (y con potencial de infectar), culpando a la prensa de que lo exhiben, López Obrador se queja de que la ONU no envía las vacunas acordadas o, bien, que no obliga a otras naciones a compartir las que han adquirido y recibido. La campaña de vacunación se ha convertido en un botín electoral y en un circo político. Las vacunas tibias, pocas y, además, olvidadas lo confirman.


POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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