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Nos faltan las vacunas

El Gobierno de México tiene la oportunidad de anticiparse a la experiencia de otras naciones y ajustar los planes a la realidad

OPINIÓN

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Carlos Zuñiga/ Acceso Libre/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Apenas el pasado sábado 16 de enero, socorristas de la Cruz Roja de la Ciudad de México fueron convocados a un centro de salud en la alcaldía Miguel Hidalgo para que les fuera aplicada la vacuna contra el COVID-19; nada fuera de lo común, sin embargo, llevaban en sus celulares un instructivo de diez puntos enviado vía Whatsapp, uno de los cuales consignaba una amenaza directa: “Estrictamente prohibido subir cualquier fotografía a redes sociales de la aplicación de la vacuna. Si alguna fotografía del personal vacunándose se filtra, daré de baja al responsable”. Aquella mañana fueron vacunados decenas de paramédicos. Casi a regañadientes y hasta días después, la Cruz Roja explicó que la vacuna se consiguió a través de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México ante los amagos de los socorristas de dejar de prestar servicios si no eran inmunizados.

No se duda del justo mérito que tienen los paramédicos para ser inmunizados, lo que salta a la vista y levanta cejas, es el proceder de las autoridades: la improvisación y la secrecía es propio de un Plan Nacional de Vacunación que arrancó mal, y que, de no dar un giro importante en su diseño e implementación, será catastrófico. Son tan pocas las vacunas que han llegado y tanto el descuido con el que se procedió a aplicarlas, que cualquier acto relacionado se presta a malos entendidos.

Ahora, decenas de trabajadores de salud que recibieron la primera dosis de la vacuna en los primeros días de enero, están en la total incertidumbre ante el riesgo de no recibir la segunda dosis en el tiempo estipulado. Aunque en muchos casos sí se ha cumplido, hay otros que quedaron en el rezago. Un descuido imperdonable para quienes están dejando la vida en el frente.

La molestia del personal médico ha llevado a gobernadores de oposición a exigir a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, la garantía de que personal médico en la primera línea de batalla, serán inmunizados en su totalidad, sin una respuesta contundente. Enojo es lo mínimo que sienten, cuando se han enterado que maestros de Campeche y “Servidores de la Nación”, serían vacunados antes que doctores y enfermeras ¿No se supone que el Plan Nacional de Vacunación sería ajeno al juego político y electoral?

Esta semana se generó una gran expectativa cuando se anunció el orden en el que los adultos mayores serán vacunados y se puso en línea el portal de internet “Mi Vacuna” para su registro, que a los pocos minutos colapsó. Ahora, la población de más alto riesgo también ve el proceso con incertidumbre, porque, además, no saben cuál fármaco es el que les van a suministrar. Esta incertidumbre genera caos.

Y es muy seguro que en la Secretaría de Salud tampoco tengan la certeza total por el mismo problema que enfrentan las naciones más ricas del planeta: no hay suficientes vacunas. Todas, desde la rusa hasta la británica enfrentan problemas de producción. Un complejo sistema para la fabricación de las vacunas ha provocado retrasos que afectarán invariablemente los cronogramas de todas las naciones.

Una vez más, el gobierno de México tiene la oportunidad de anticiparse a la experiencia de otras naciones y ajustar los planes a la realidad, una petición que una y otra vez se le ha solicitado al subsecretario Hugo López-Gatell. Hablar con la verdad sobre la llegada de vacunas debe ser la constante. Es el trato que los adultos mayores merecen. No vaya a ser que los terminen inyectando a escondidas.

POR CARLOS ZÚÑIGA
CARLOSZUNIGAPEREZ@GMAIL.COM
@CARLOSZUP

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