COLUMNA INVITADA

Amor en tiempos de covid

Ante la crisis que estamos viviendo por la pandemia (económica, de salud y emocional) necesitamos recurrir al sostén del amor y la esperanza

OPINIÓN

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Laura Elena Gerdingh / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

COVID nos obliga a hablar de tristeza, miedo, angustia, depresión, pérdidas, duelo, vulnerabilidad.  Ya iré escribiendo de cada uno. Pero aprovechando que es el mes de cupido, hablaré de ese sentimiento que mueve montañas, rompe barreras, da la vida y luego la sostiene... el amor.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, varios bebés quedaron huérfanos. El gobierno los acogió en instituciones que se encargaban de cubrir sus necesidades físicas. El doctor René Spitz, psicoanalista, los observó. Al principio lloraban intensamente. Podemos pensar que decían: “¡mamá, te extraño, vuelve, por favor!” Como sus mamás no regresaban, empezaron a llorar más intenso y podemos pensar que decían: “¡ya, en serio mamá, ya no aguanto sin ti, vuelve ya!” Finalmente, los bebés se calmaron y dejaron de llorar, no porque se hubieran consolado, al contrario, habían perdido la esperanza de que su mamá volviera. Habían perdido también la confianza en que ellos podían hacerla volver con su llamado. Es como si pensaran: “¿para qué lloro y me esfuerzo en hacer que mi mamá vuelva, si ni con mis mayores esfuerzos logro nada?” Cayeron en la desesperanza el desamor y en la depresión. La salud física de muchos de ellos empezó a deteriorarse. Algunos tristemente, murieron. Estos bebés perdieron la esperanza de recuperar a sus madres y ahí se les fue la vida. En la desesperanza y el desamor se nos va la vida. Primero, la psíquica y a veces después la física. A mí ya se me estaban yendo ambas. Andaba por mi casa, y por este mundo en general, como muerta en vida, un total zombi. Sin embargo, esto nos demuestra que el amor y la esperanza nos sostienen en la vida. Extracto del libro “Cáncer escogiste a la cabrona equivocada”.

 

A ti, el amor ya también te sostuvo en la vida.  Ese alguien que se ocupó de ti cuando eras bebé te alimentó, te cargó, te dio calor y te dio amor y al darte todo esto te dio esperanza.  Si tenías hambre, al venir a alimentarte te enseñó que cuando la estabas pasando mal y necesitabas algo, podías confiar en que vendría a calmarte. Hoy, ante la crisis que estamos viviendo necesitamos recurrir al sostén del amor y la esperanza.  Como si fuéramos una pila del celular que se está acabando, necesitamos recargarnos con el amor que nos dan los amigos, la pareja, los hijos, la familia y que nosotros le damos. Nos nutre mucho.  Pero no podemos buscarlo todo en el afuera.  Necesitamos buscarnos amores internos. A nuestro trabajo, algún pasatiempo, la naturaleza, la música, nosotros mismos, la vida.  Porque si no tenemos estos amores internos, nos volvemos coladeras con hoyos en nuestras vidas, hoyos que nos hacen sentir ese vacío que tanto duele.  Agujeros por los que se nos escapa todo el amor que recibimos desde afuera, por eso si no nos amamos a nosotros mismos no importa cuánto amor recibamos desde afuera nunca será suficiente. Así, en este mes de cupido, yo te conmino a que te quieras.  Escucha cómo te hablas a ti mismo, ¿Qué te dices cuando te equivocas, cuando algo te sale mal? ¿Así le hablarías a un amigo, a alguien que quieres? ¿Cuánto tiempo y energía dedicas a darte cosas que disfrutes, que te gusten, que te apasionen?  ¿Te cuidas, física y emocionalmente? ¿Te procuras buenas compañías que sean amorosas y respetuosas contigo? Es decir, ¿Te amas a ti mismo? Estoy convencida de que en especial en momentos de crisis, como el que estamos viviendo, lo que nos ayuda a salir adelante es antes que otras cosas el amor. Procúratelo.

 

POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA
@LGERDINGH

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