Tanto se ha manipulado el sistema legal y es tan dependiente de la política, que en otras sociedades más civilizadas le llaman la ineludible corrupción institucionalizada de América Latina. De diferentes maneras, el sistema antes del 2018 expresaba la regla en la que el Estado de Derecho significa la burocracia lenta y obesa, pero muy eficaz para los privilegiados que podían comprarla o manipularla.
Con impecable diagnóstico, justamente Andrés Manuel López Obrador prometió resolverla, por ello la mayoría de la población confió ciegamente en él, e incluso cumplió.
Sí, cumplió. El problema precisamente, es como cumplió. Porque abiertamente dio paso al Derecho de Estado, en el que para él resolver la corrupción significa reinstalar el sistema presidencialista que conoce, sin contrapesos y con la centralización e hyperpolitización de las decisiones. Él mismo lo dijo cuando establecía que el poder económico jamás debería estar por encima del poder político, así que tampoco habría que sorprenderse.
Sin embargo, con lo sucedido al Secretario Técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República hoy en día ya podemos expresar opinión sobre el sistema vigente. La JUCOPO es un órgano indispensable en el funcionamiento de la institución y de alto nivel en la política mexicana. Pudiera asegurar sin rubor que tiene mayor peso que la mitad de los senadores y dos terceras partes de los diputados.
La información que tenemos y que implica la detención de José Manuel del Río Virgen, colaborador de Ricardo Monreal, con larga trayectoria en la política mexicana y varias veces legislador, es que los delitos que se le imputan son homicidio, judicializado por un juez en el "nuevo" sistema de justicia penal acusatorio en el Estado de Veracruz, e investigado por la Fiscalía Estatal, que justo en los términos planteados implica el involucramiento del gobernador, Cuitláhuac García, calificado por tirios y troyanos como el más ineficiente e ineficaz gobernador en la historia de todo el país. Su ineptitud tanto en el uso de la palabra, como en el ejercicio del poder es de sobra conocido, sin embargo éste ha sido públicamente defendido por el Presidente Ándres Manuel López Obrador.
Incluso este gobernador es acusado en distintas formas y plataformas por políticos de alto nivel, y en especial (lo que revela gran parte del sistema actual) por morenistas del más alto nivel como los aspirantes presidenciales Ricardo Monreal y el propio Marcelo Ebrard, de estar detrás de la fabricación de esos delitos, manipulación de investigaciones, creación de hechos para perseguir a José Manuel del Río, bajo el argumento de homicidio doloso.
Pero lo que resulta curioso y que llama más la atención es que el Senador, Secretario, Diputados y/o cualquier otro de ellos, en lugar de detonar los mecanismos y herramientas legales, tan sólo se hayan limitado a ejecutar shows mediáticos para ejercer presión, únicamente para llamar la atención de una sola persona en lo particular. Como si no existiera ninguna otra forma de resolver un asunto sobre la legalidad y conductas de un funcionario.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece la división poderes, señalando que para el ejercicio del Supremo Poder de la Federación, éste se divide en tres. Así pues, el Senado de la Republica cuenta con varias facultades, como la de investigación específica de hechos, o incluso la desaparición de poderes, que pudieran ayudar a que no solo este caso sea resuelto, sino de manera ejemplar recuperar el Estado de Derecho, que al final de cuentas es el que está en riesgo y evitar que esto se pudiera repetir a lo largo y ancho de este país.
Sin embargo las instituciones no llevaron a cabo las acciones correspondientes, por el contrario, éstas fueron reemplazadas de manera personal, desayunando en restaurantes, dando conferencias de prensa, acompañados por las declaraciones de Dante Delgado, con el objeto de solidarizarse, cuando en realidad el punto toral es: que el Presidente de la República ejerza la neo facultad de atracción de todos los asuntos importantes, bajo la cortina de importancia y trascendencia, para que haga justicia.
Es decir, el Derecho de Estado llegó para quedarse y como dijera Nancy Sinatra: estas botas estarán pronto encima de ti, en su canción "Estas botas fueron hechas para caminar".
Por cierto, ojalá que las botas del Derecho de Estado de la mal llamada cuarta transformación no sean usadas encima de los ciudadanos.
Y no es pregunta.
POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ
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