UN MONTÓN DE PLATA

Axa y el fallido mercado asegurador

Tiene un comité que evalúa si la vida estuvo en peligro durante el tratamiento

OPINIÓN

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Carlos Mota / Un Montón de Plata / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Para que se pueda ver a cabalidad lo fenomenalmente engañosa que es Axa, la aseguradora en la que muchos mexicanos estamos atrapados con nuestro seguro de gastos médicos mayores, considérese lo que está ocurriendo con ella durante la pandemia… 

Yo saldré de viaje hoy por las Navidades. Antes de hacerlo hice una llamada a esta aseguradora para cerciorarme de que la cláusula de emergencias en el extranjero podría cubrir un posible contagio de COVID (espero no ocurra, pero hay que estar preparados). 

Luego de indagar con las respuestas resbaladizas de la señorita que contestó en el centro de contacto comprendí el engaño —uno más— de esta empresa: sólo me cubrirían este padecimiento si mi vida llega a correr peligro.

¿Qué significa esto, a pesar de tener una cobertura robusta con la póliza contratada? 

Si me da una enfermedad leve, que implica un tratamiento y cuarentena en el hotel, Axa no pagará nada. Si me hospitalizan unos días y salgo recuperado sin mayor problema, Axa no pagará nada. ¿Y si me tocara la mala suerte de entrar a terapia intensiva y requerir un respirador? Hay una buena probabilidad de que Axa no pague nada. ¿Por qué? Porque esta empresa pone todo el clausulado en contra del cliente: exige que uno mismo pague todos los gastos de esa recuperación y, sólo al regresar a México, se puede tramitar el reembolso. 

¿Cuál es la “magia” de Axa? Sencillo: tiene un comité que evalúa si la vida estuvo en peligro durante el tratamiento. Si se dictamina que no lo estuvo, no hay poder humano para reembolsar los gastos incurridos. Únicamente en el caso en que el comité de Axa quede convencido de que la vida corrió peligro la empresa reembolsará los gastos. 

¿Qué incentivo tiene Axa para reembolsar los gastos de un padecimiento de COVID, incluso en casos severos? Muy pocos, acaso nulos, porque es muy difícil probar que la vida “corrió peligro”. Además, es prácticamente imposible que cualquier cliente de Axa obtenga de un hospital extranjero un certificado que diga “la vida de este paciente corrió peligro durante el COVID”. En consecuencia, uno termina pagando todo a pesar de tener un sólido seguro de gastos médicos mayores con cláusula de emergencia en el extranjero. Lo peor de todo es que este criterio aplica para cualquier accidente en el extranjero. Si la vida no corrió peligro, no pagarán. 

¿Por qué ocurre todo esto? Porque ni la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, de Ricardo Ernesto Ochoa, ni la Secretaría de Hacienda, de Rogelio Ramírez de la O, han querido regular al sector. Se echan la bolita y la envían a la Condusef, de Óscar Rodríguez. La realidad es que el mercado asegurador es un mercado fallido, cuyos integrantes se mandan solos. 

VACACIONES 

Salgo de vacaciones. Esta columna regresará a El Heraldo el martes 4 de enero. ¡Feliz Navidad!

POR CARLOS MOTA
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