COLUMNA INVITADA

Autonomía de la CELAC y subordinación de la OEA

La sexta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) realizada este 18 de septiembre en Palacio Nacional

OPINIÓN

·
Circe Camacho Bastida / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La sexta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) realizada este 18 de septiembre en Palacio Nacional, representa un esfuerzo del Gobierno de México por la integración regional en rechazo al funcionamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La OEA tiene un historial de actuación en contra de gobiernos de izquierda desde la expulsión de Cuba de la misma en 1962, hasta el acoso político contra Bolivia cuando Evo Morales ganó la reelección en 2019, acusando de fraude y promoviendo así el golpe de Estado. Esto cuestiona la imparcialidad de la organización, pues con los gobiernos de derecha como el de Pinochet en Chile o recientemente el de Iván Duque en Colombia, no hizo señalamiento alguno ante la brutal represión policíaca contra la población.

Nuestro presidente López Obrador ha sido un ferviente crítico de la OEA al grado de decir que se tiene sustituir por un organismo verdaderamente autónomo que no “sea lacayo de nadie”, refiriéndose a que la misma está al servicio de Estados Unidos. De igual forma, el actual presidente de Bolivia, Luis Arce, comentó que es “un organismo obsoleto e ineficaz”.

Si bien la OEA es el foro regional más antiguo del continente principalmente impulsado por Estados Unidos, la CELAC, con una década de existencia tiene el potencial para promover acuerdos entre sus 32 países miembros más allá de los intereses del imperio y las diferencias ideológicas.

La Declaración de la Ciudad de México demuestra lo anterior con 44 puntos sobre distintos compromisos hechos por parte de todos los participantes en temas como: migración, educación, política y economía. Sin embargo, los compromisos por escrito no son suficientes para transformar la realidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, necesitamos acciones y políticas públicas regionales inmediatas.

El liderazgo de México en la región resalta sobre todo entre gobiernos de izquierda como el de Bolivia, Argentina, Cuba y Venezuela. Primero fue el asilo político a Evo Morales, después la alianza con Alberto Fernández para la universalización de la vacuna; el llamado a Estados Unidos a parar el bloqueo económico a Cuba en el desfile militar, así como los diálogos entre el gobierno y la oposición venezolanos.

La CELAC puede ser un punto de encuentro regional, si logramos anteponer las enormes e históricas similitudes que comparte Latinoamérica a las ligeras diferencias particulares de cada país. Que nos guíe el interés regional y no los intereses del imperio. Muy distinto a la actuación de la OEA sigue mostrando su falta de autonomía y subordinación a los intereses estadounidenses.

POR CIRCE CAMACHO BASTIDA
COORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO DEL TRABAJO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
@CAMACHOCIRCE

MAAZ / CAR