Luego de la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación la madrugada del 14 de noviembre, el presidente de la República agradeció la postura de Morena y sus aliados en favor del pueblo y no de las minorías; sin embargo eso es relativo porque hoy más que nunca el país está dividido entre buenos y malos, pobres y ricos, chairos y fifís.
Lo más cercano a lo declarado por López Obrador y secundado por la jefa de gobierno de la CDMX, es que el presupuesto resultó favorable a las personas que en 2018 votaron por Morena, pero el 53% no representa al pueblo en su conjunto sino solo una parte, con mayor razón si consideramos que en el citado proceso electoral no votó el 100% del padrón.
No está por demás citar el estudio realizado por el INEGI que indica que el 42.2% de los hogares en México pertenecen a la clase media, esos que desde la óptica del titular del ejecutivo federal son “aspiracionistas” y no caben en su movimiento.
Tampoco debemos olvidar que uno de los principios de la democracia radica en que los gobernantes que resultan electos tienen que gobernar para todos, no solo para los que votaron ellos, es decir que haber ganado con poco más del 50% de los votos no le da derecho a despreciar, descalificar e insultar a los demás, ya que eso es propio de dictadores que apenas llegan al poder y ya piensan que son los únicos que tienen la razón y que el mundo gira en torno a ellos.
Dicha postura se agrava cuando se adueñan del micrófono y se sienten perfectos e iluminados, porque el siguiente paso es la reelección o por lo menos una especie de maximato, que es hacia donde parece dirigirse nuestro país por más que el presidente diga que terminando su mandato se irá a su rancho cuyo nombre no quisiera recordar.
Si bien el PEF fue aprobado sin que se le haya movido ni un peso ni una coma, es decir tal como lo envió el ejecutivo federal, las consecuencias vendrán en los próximos meses, en particular cuando Morena y sus satélites traten de que sea aprobada su Reforma energética, misma que la oposición adelantó que está muerta.
Antes de celebrar, como sucedió en Palacio Nacional la tarde del martes, habrá que precisar que en una negociación donde nadie cede, todos pierden y en esta ocasión así parece ser, incluso más que negociación pareció un acto de venganza.
Un tema que resultará damnificado por la aprobación del PEF en los términos antes descritos será la iniciativa para incorporar a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, ya que es muy probable que corra la misma suerte que la Reforma energética, es decir que nazca muerta.
Pese a que no hay nada aprobado, en el área de Seguridad en Carreteras e Instalaciones de la GN ya comenzaron a despedir a todas las personas que huelan a Policía Federal para liberar los grados y cargos (plazas) que necesitan los militares que se han ido incorporando masivamente. Con corte al miércoles ya iban 1,200 personas citadas en sus oficinas administrativas ubicadas sobre la calzada México-Xochimilco para tal efecto.
Para lograrlo y evitar que los elementos y mandos medios despedidos se amparen, las instrucciones que les han enviado han sido verbales y básicamente les dan dos opciones para quedarse, una conservando su grado y sueldo pero fuera de esa área, otra pasando al régimen de confianza en alguna dirección de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana o la Secretaría de Gobernación con contratos de 6 meses, pero si no aceptan ninguna de las dos lo que sigue es la “renuncia voluntaria”.
Si no fuera por este tipo de medidas extremas motivadas por razones político-partidistas, tras 23 años de la creación de la Policía Federal Preventiva hoy nuestro país contaría con una institución sólida y confiable como la Policía Nacional de España, que tardó 25 años en consolidarse y es un referente mundial en materia de proximidad social e investigación científica de los delitos.
En síntesis, el haber aprobado el presupuesto sin quitarle ni una coma, provocará que la Reforma energética y la incorporación de la GN a la SEDENA no se materialicen y se sigan acumulando más víctimas de la violencia y que 2021 cierre con más de dos millones de delitos, igual o peor que en 2019.
POR FACUNDO ROSAS
EXCOMISIONADO DE LA POLICÍA FEDERAL
MAAZ