Un Montón de Plata

AMLO se desiste de soberanía energética

El Presidente desasoció al sector energético del concepto de soberanía y lo vinculó a uno mucho más mundano: a un tema de precios

AMLO se desiste de soberanía energética
Carlos Mota / Un Montón de Plata / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado un salto cuántico en uno de los temas fundamentales que han definido la política mexicana del último siglo: la soberanía energética.

En un cambio de raíz, AMLO finalmente ha virado 180 grados el discurso que acompañó por décadas a la clase política mexicana: la soberanía ya no depende de la energía. Léanse sus palabras: “Si sale en la conversación, pues también lo tratamos: explicarle al primer ministro Justin Trudeau, al presidente Joe Biden, por qué queremos fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad. Es muy sencillo. Lo que queremos es que no aumente el precio de la luz, y que se termine con los abusos de las empresas particulares, sobre todo las extranjeras, y en especial de las compañías españolas (…) ¿Ustedes creen que me va a costar trabajo decirle esto al presidente Biden o al primer ministro Trudeau? Pues no. Ni modo que ellos estén a favor o protejan a corruptos”.

Con esas frases AMLO desasoció al sector energético del concepto de soberanía y lo vinculó a uno mucho más mundano: es un tema de precios. De dólares, pesos y centavos; de inflación… De precios. Ya no es tema de soberanía.

Y eso cambia en lo más sustancial las reglas de la conversación norteamericana al respecto, porque tanto Biden como Trudeau pueden ofrecer soluciones profundas a México para que los precios de la energía eléctrica funcionen en favor del consumidor. ¿Cómo? Con la competencia y con inversión.

Llegó la hora de la verdad para el Presidente de México. La reunión con Biden y Trudeau está forzada a arrojar resultados. Esto puede ser desde simples acuerdos automotrices para garantizar cadenas de suministro, o soluciones a problemas migratorios en la frontera; hasta algún plan ambicioso de integración regional norteamericana que rebase significativamente los alcances del T-MEC y que ponga en el escenario la conformación de un bloque migratorio, comercial, energético, aduanero y hasta en materia de seguridad.

En mi opinión, sería un desperdicio que no se llegara a esto último. De hecho, el capital político de Biden se juega mucho en la visión que tenga de la región norteamericana y que se haga explícita en esta cumbre. Ya lo veremos en la tarde.

AMLO está atrapado. Esta es su primera reunión donde se espera que emerja la política pública a la que México se comprometa regionalmente.

En ese carácter, la cumbre dista mucho de la cena que sostuvo con Donald Trump, que más bien tuvo sabor a componenda coyuntural, y no a una visión de largo alcance.

La cumbre de hoy exige algo nuevo de AMLO. De su desempeño depende dónde nos ubicaremos en el mapa global del Siglo XXI.

Y la única salida parece ser la integración, la total integración bajo la batuta estadounidense.

AMLO lo sabe. Y por eso la energía ya no es un tema de soberanía. Es un tema de precios.

POR CARLOS MOTA
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