DESDE AFUERA

Trump y una jugada del poder

En términos reales es una medición de fuerzas entre la derecha extrema y el aparato republicano tradicional

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

El Congreso estadounidense será el marco de esfuerzo para que un grupo de legisladores, minoritario incluso en la bancada republicana, busque anular el resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre parece absurdo bajo cualesquier luz.

Pero es más que eso. 

En términos reales es una medición de fuerzas entre la derecha extrema y el aparato republicano tradicional. Pero también el anuncio de una etapa tumultuosa en la que sectores de derecha revigorizados por las ideas y las propuestas de Donald Trump presionarán y desafiarán a un aparato político ya paralizado por la polarización.

Cuando el Congreso estadounidense inicie sesiones el 6 de enero, deberá certificar los resultados del Colegio Electoral, pero lo que en otro momento habría sido una mera formalidad esta vez es el eje de una crisis política.

De un simple intento por desconocer los resultados de la elección en seis estados, una nueva propuesta de legisladores republicanos tiene un engañoso punto de sentido común: una auditoría de la votación en los seis estados "bisagra" que definieron la elección y consideran "en disputa", debido al volumen de "acusaciones de los votantes, fraude, violaciones y aplicación laxa de la ley electoral y otras irregularidades en la votación".

En principio no suena mal: permitiría disipar dudas sobre el desarrollo de las elecciones.

Pero la realidad es que los alegatos de fraude fueron promovidos por Trump y sus partidarios y que casi todas esas acusaciones fueron desechadas penalmente por falta de pruebas.

La proposición cita la desconfianza de los votantes en el proceso electoral, pero no que Trump preparó por meses el terreno con denuncias de un fraude electoral en su contra, para excitar la lealtad de sus seguidores y su fuerza dentro del partido.

Para algunos analistas, lo que busca Trump es traducir su apoyo en un movimiento político, incluso los grupos de "milicias" armadas y transformadas en un movimiento de derecha –los proud boyz–, que trascienda su gobierno y le den influencia y poder durante los próximos años.

Las primeras batallas se han dado alrededor de la propuesta de "auditar" la elección, y han sido tanto una fórmula para medir fuerzas por el control del Partido Republicano como para restar poder y buscar el descrédito y hasta la incapacitación del gobierno entrante de Joe Biden.

Para uno o varios de los 12 senadores que promueven la "auditoría" es una forma de acercarse o incluso unirse al movimiento que ahora encabeza Trump, que creen tendrá influencia los próximos años, y al mismo tiempo cubrirse la espalda con una capa de preocupación por la legalidad.

Sea lo que sea, la actual situación parece una crisis prefabricada y propicia para los propósitos de Trump: mantener su relevancia y su influencia entre los republicanos con miras a las elecciones de 2024 mientras sabotea al gobierno Biden más allá de lo que haría una oposición normal.

POR JOSÉ CARREÑO
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1