COLUMNA INVITADA

Un avance al sector cultural

De acuerdo al proyecto de presupuesto para 2021, se plantea otorgar a la cultura un monto de $13,985,117,395.00, con un aumento del 3.3 % mayor al del presente año

OPINIÓN

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Marco Antonio Ortiz Salas / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Estamos ante el umbral del presupuesto para el siguiente ejercicio fiscal que el pleno de la Cámara ha aprobado en lo general, sin embargo los montos propuestos por el ejecutivo, aun no cuentan con la publicación final de la distribución de los recursos que se erogarán. Como cada año, antes de tener el dictamen final, todos los sectores hacemos señalamientos al trabajo legislativo, nos movilizamos y protestamos pugnando porque los recursos sean acordes a la necesidad y no a las ocurrencias de algunas dependencias.

El sector campesino del que reiteradamente hablamos en este espacio, continuará con el panorama desolador que presenta desde hace décadas, pues los recursos destinados terminan siendo no sólo insuficientes, sino que además sufren disminuciones alarmantes. Pero otro sector que padece una circunstancia similar es el cultural. Éste no es ajeno a las protestas, aunque se den en menor medida; cada año, tanto los institutos descentralizados de la Secretaria como los creadores y artistas, reclaman, al igual que los campesinos, ser el sector en el abandono. Lejos estamos de los planteamientos de la UNESCO e instancias internacionales, que señalan que a la cultura se debiera asignar más del 6 por ciento del Producto Interno Bruto, sin embargo en nuestro país, es apenas del 3.3% a pesar de ser el sector que aporta el 2.7% aproximadamente. Revisado a conciencia, claramente se trata de cifras considerables.

De acuerdo al proyecto de presupuesto para 2021, se plantea otorgar a la cultura un monto de $13,985,117,395.00, con un aumento del 3.3 % mayor al del presente año. Si bien se contempla un aumento, es necesario revisar que de este monto, casi la mitad se emplea en salarios y gasto corriente, lo que ocupa una observación adicional cuando se plantea incrementar la burocracia del sector a la par que se va dejando un monto mínimo para operar nuevos y mejores proyectos.

Sumemos a este recurso los ingresos que se recibirán a través de los centros que generan los institutos de Bellas Artes y del INAH, así como los apoyos que se obtienen por diversos sectores. Es decir, aun cuando los recursos para el sector
no son los que esperaríamos en este nuevo régimen, debemos reconocer que, cuando menos existe voluntad de favorecer al sector en comparación con la administración anterior.

Ahora bien, el debate sobre los presupuestos pareciera ser una herramienta empleada para golpear a los funcionarios en activo sin que los argumentos económicos sean precisamente suficientes. Es curioso ver en los últimos días el golpeteo empleado por algunos exfuncionarios y trabajadores del INAH en relación al Decreto por el que se adiciona el Artículo 37 al Reglamento De La Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que se publicó el pasado 3 de este mes donde se aprueba que se podrán realizar acuerdos internacionales a fin de poder trasladar al territorio nacional bienes muebles que se encuentren en el extranjero. La finalidad de este decreto es poder contar con piezas que forman parte de nuestro patrimonio cultural y que están ubicadas en el extranjero. Hay que señalar que algunas veces estos bienes muebles fueron ‘donados’ o extraídos de manera irregular en otros momentos históricos.

Al igual que lo hemos señalado en el campo, nuestro patrimonio cultural tangible e intangible, es uno de los grandes elementos que nos dan identidad y nos hacen reconocernos como miembros de una colectividad. No sólo nos dan cohesión social sino que además nos hacen referencia a la construcción de nación. Más allá, es el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras. Nuestro patrimonio nos ayuda a transmitir experiencias, aptitudes y conocimientos entre los ciudadanos y nos da impulso para ser cada vez más creativos y reconocer que las experiencias
pasadas, nos reconstruyen. Estos argumentos sobre nuestro patrimonio son los que dieron lugar al decreto mencionado.

Un decreto de esta naturaleza tiene gran sentido cuando en países europeos se encuentran piezas arqueológicas y artísticas que hablan de nuestra historia, mismas que se han convertido en patrimonio de la humanidad. Muchos de ellos, aun sin reconocimiento, hablan de momentos históricos de relevancia para la historia de la humanidad, como lo es el famoso Penacho de Moctezuma, los códices y cientos de elementos que se encuentran en museos en donde el mundo entero ha tenido la oportunidad de conocerlos.

Durante los últimos 500 años, museos, centros de investigaciones, el Vaticano, universidades y particulares, han enriquecido sus acervos con piezas que hablan de nosotros, de nuestro pasado gloriosos, de nuestro panteón de héroes, en fin, hablan de lo que fue y es México y al menos, durante todo el siglo pasado y lo que va de este, ningún funcionario de ningún sector, buscó o simuló siquiera buscar la posibilidad de tener estas piezas. Peor aun, ni siquiera había sido tema de discusión.

Con este decreto, pondremos en la mesa del debate público que existe un patrimonio cultural en cientos de países y que debemos conocer. Poder realizar acuerdos diplomáticos para tener en nuestro país estas piezas, es la antesala para recuperar, reconocer y revalorar nuestro pasado para fortalecer nuestro presente.

Ojalá el gobierno de López Obrador lo asuma de esta manera, no sólo para este sector, sino para todos los que tienen un impacto importante en nuestra economía, el campo es uno de ellos.