Era urgente elaborar la Guía ética para la transformación de México. Lo sabe nuestro Presidente (Andrés Manuel López Obrador), artífice del proyecto, y lo saben sus redactores, que nos explican esto:
“El comportamiento apegado a normas éticas es indispensable”, ante el riesgo de acabar en la “desintegración en todos los niveles de la sociedad”.
En efecto, no sabemos dónde puede parar la degradación, la pérdida de valores. Probablemente, incluso en ¡el divorcio!
Fue así que se reunió un grupo de talentos que debían sumar, a la estatura intelectual, el carisma.
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Esos talentos son el columnista de La Jornada, amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador, poeta, amigo del Presidente, novelista y amigo del presidente Pedro Miguel; Enrique Galván Ochoa; el vocero de Presidencia, Jesús Ramírez; José Agustín Ortiz Pinchetti; la periodista Verónica Velasco, y la filósofa Margarita Valdés.
No vimos trabajar a ese dream team.
No atestiguamos esa eclosión de virtuosismo, concentrado en verter la sabiduría presidencial en 34 páginas.
Podemos, sin embargo, imaginar alguna de esas sesiones de trabajo y deleitarnos con ello:
— ¿No habría que quitar, hasta que haya funcionado lo de “abrazos, no balazos”, la parte de “para que puedas ejercer tu libertad... el Estado tiene que garantizar tu seguridad, tu integridad y tu vida?”
— No, Quique. Eso es darle la razón a los conservadores. Lo resolvemos con una caricatura contra Calderón en La Jornada.
— Tiene razón el Peter. Pero ¿saben qué me encanta?
La parte de “Sé una persona amorosa, desde tu cama y tu mesa hasta la fraternidad universal”.
Para que no digan que Andrés Manuel es un conservador.
Porque ¿sí lo aprobó Andrés, verdad? Digo, como parece que hablamos de cog... Perdón: de hacer el amor...
— Sí. Rélax. Lo único que me preocupa es que se van a venir los memes con la Geraldine.
— A mí me encanta lo de: “Hay una resistencia natural a disculparse porque quien lo hace siente que se rebaja, se humilla o se rinde, y por ello no alcanza a vislumbrar la enorme potencia liberadora del perdón”.
Qué privilegio, poder impregnarse de ideas así y luego reproducirlas.
¿Y si imprimimos camisetas con esa leyenda? Que los diputados las usen en los cumpleaños de Andrés Manuel, para cantar Las mañanitas.
— Lo que me lleva a la parte de la dignidad. ¿Chuy? ¿Algún comentario?
— ¿Quieren que les lea un fragmento?
—¿No amaron, valga la redundancia, “Del amor”?
“El amor es el anhelo de integración de tu propia persona y de ésta con las demás; es la brújula y el ancla principal en tu vida.
Es diverso y a la vez es uno solo”. Bellísimo… Poesía pura. Se siente la influencia de Beatriz, ¿no?
— Lástima que ya no hay Fonca, para darle una beca de creadores.
— Entonces, ¿se va a imprenta como está?
—¡Claro! ¿Lo celebramos con unas agüitas de jamaica y tamales? Andrés Manuel me recomendó unos buenísimos. Sí les comenté que es mi amigo, ¿verdad?
POR JULIO PATÁN
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